martes, 28 de mayo de 2013

Coge la maleta y huye


Durante unos días no he podido escribir. Miento. He escrito lo estrictamente necesario (hipoteca obliga). Tampoco leer. Una conjuntivitis que se ha ido complicando me ha hecho aparcar mi vida. Las novelas que tenía empezadas, las revistas, hasta las películas.

Durante días mi vida se ha centrado en lavar sábanas y toallas, en dejar que pase el tiempo. Evitar que un ojo contagiara al otro y con el sano escribir lo que podía. Todo sin ningún éxito, claro.

No es nada nuevo, en verdad. He visto a compañeros ir a trabajar con la clavícula rota, recién operados, con fiebre, con radioterapia por sus venas, con ataques de alergia, con gastroenteritis, con virus.

Yo incluso en mi nueva vida asistí a una cena sin estar. Lo hice por teléfono. Yo fumaba en el balcón y al otro lado, lo escuchaba por el manos libres, comían anchoas y vino áspero.

Y lo peor de todo es que sí, se puede vivir sin leer. Se puede vivir sin escribir. Pues claro, qué absurdo, pero para mí ha sido una revelación. Casi como cuando descubrí la olla exprés.

Me ha dado tiempo a meterme en líos. En una mezcla de ingenuidad y mi tradicional incoherencia escribí mi opinión semanal sobre Castellón y siempre tengo la maravillosa sensación de que nadie lo lee. No es así. Hasta cinco personas cabreadas me han hecho saberlo en dos días. Hasta me han amenazado con una querella que es una cosa que a mí me gusta bastante, la verdad.

Básicamente el único patrimonio que tiene un periodista es su independencia y muchos, yo el primero, lo entendemos como una objetividad hacia abajo: hostias para todos, vamos. En tiempos de crisis todos estamos perdiendo, no sólo eficacia y rigor, sino independencia. Yo el que más, tal vez.

Aunque veamos cadáveres pasar, que es cierto, no sé si nos quedan ganas de seguir resistiendo. Y pluralizo como eufemismo. La autocensura es casi peor que la dependencia, o lo mismo.

Que esto no es lo que nos contaron lo supimos en cinco minutos (el periodismo, digo) pero igual va siendo hora de hacer las maletas sin esperar a que nadie nos avise.

 

jueves, 9 de mayo de 2013

Fabra y Belén Esteban


Carlos Fabra ha reaparecido el mismo día que Belén Esteban.  No es casualidad. Él para seguir a la suyo y supongo que Belén también. Mucho tienen en común ya que los dos han hecho de las declaraciones su forma de vida y de sobrevivir a lo que haga falta: al partido o a la audiencia.

Los dos tienen una hija llamada Andrea. Una come pollo y la otra los arma. La política es espectáculo mucho antes que Obama. A Fabra (Carlos) no le hace falta Twitter (el pía que no veas cuando ve un micro y cuando no, también). Como Alfonso Rus pero en más alto.

El New York Times llevaba al expolítico castellonense en su portada del domingo que es como el Lecturas pero en clave política. Aunque Fabra ya es ex de casi todo, sus imputaciones siguen a la espera de juicio y se le sigue escuchando. A él se la trae al pairo (sic) salir en el rotativo más prestigioso. Los neoyorkinos no le votan, aunque los castellonenses en verdad tampoco.

Una de sus colaboradoras me contaba hoy que le rogaba que se centrara en el congreso de la Cámara de Comercio que era el motivo por el que se había convocado a los medios, pero él ha sonreído. Fabra debe ser al único al que el PP le ha perdonado siempre que fuera a su bola. El partido era él.

Ha dicho lo que le ha dado la gana. A Fabra se le pueden acusar de muchas cosas, pero es una fábrica de titulares y sabe manejar los tiempos como nadie. Los que se creían que estaba enterrado política y mediáticamente (yo también, que conste) nos hemos dado cuenta de que no.

Dice que Bárcenas es un sinvergüenza como la copa de un pino y que él sí hizo donaciones al PP. Él puede, para algo le toca la Lotería.

martes, 7 de mayo de 2013

Ser, parecer y no perecer


Paso al frente. La imputación del alcalde de Castellón, Alfonso Bataller, sigue siendo el tema ‘in’ de la política castellonense. El PP maniobró y zanjó el debate con el apoyo explícito del presidente regional, Alberto Fabra, Pero el PSPV local ha decidido capitalizar toda la estrategia de oposición en el ‘caso Gürtel’.

Los socialistas han asegurado que el primer edil recibía regalos de El Bigotes (primero) y han provocado un pleno que el alcalde ha aceptado (después). Bataller ha decidido no callar y pasar al ataque con anuncio de querellas. En el PP esperan que la tormenta dure un mes, que declare y se le absuelva. En el PSPV, por si acaso, tratan de rascar cualquier sombra de sospecha. Menos mal que Urdangarín nunca ha comido en el Voramar ni Bárcenas ha pasado la Nochevieja en Xodos.
Al final, a última hora ha decidido dejar temporalmente la presidencia del PP de la capital. Sin embargo, más que un paso al frente la decisión puede ser un paso en falso y una forma de fortalecer a la oposición.

En política hay que ser, parecer y no perecer. El alcalde ha decidido que habrá un pleno para responder a las críticas. El colmo si se tiene en cuenta que nada de lo que se investiga tiene que ver con su gestión como alcalde pero ha optado por no dejar hueco a la duda.

El jefe del Consell ya ha dicho que nadie se tiene que sentir molesto (de entre los imputados) por el apoyo que Bataller recibe. Vamos, que una cosa es que te acusen de trincar y otra de seguir la corriente. No sé como se habrá tomado Carlos Fabra el asunto, que sigue en la Cámara de Comercio a la espera de juicio con el veredicto dictado ya por su partido.

Sus allegados dicen que está bien, jugando al golf y volcado en ayudar a las empresas. Hasta ha abandonado la idea de crear un foro de debate porque está asumiendo que aquello de sudar titulares ya ha pasado. Ha jubilado las declaraciones. Eso sí, sus más cercanos aseguran que asistirá a la llegada del primer avión a su aeropuerto (si llega) y sigue teniendo a los empresarios de su lado.

Mientras, Alberto Fabra reunía a todo el Consell en Castellón para analizar medidas contra el paro. Poco trascendió del encuentro más allá de que se necesita una mayor financiación y que hay que programar acciones para crear empleo (clásicos populares).

Pero que Castellón acoja una reunión con todos los consellers ya es mucho si se tiene en cuenta el déficit histórico con la provincia hasta en gestos, comidas y parafernalias. 
Artículo publicado el 6 de mayo en Las Provincias

miércoles, 1 de mayo de 2013

Imputado pero sólo uno poquito


Bataller imputado. El alcalde de Castellón ha tenido esta semana su mayor proyección política en lo que lleva de alcalde y no justamente por un acierto o un tanto para Castellón. Menos mal que el PP se ha apresurado ha advertir que el primer edil ha sido imputado pero sólo un poquito. Lo de la puntita, vamos.

Una defensa cerrada que da una sensación de necesidad. Los estatutos del PP marcan el camino de la dimisión a los imputados, salvo si está en juego una alcaldía. Bataller es el sucesor de Alberto Fabra y fue escogido directamente por el jefe del Consell generando cierto malestar entre los experimentados del PP que se consideraban mejor preparados.

Siempre que puede Bataller recuerda que desde que entró en política pierde dinero. Ganaba más como médico, se apresura a recordar. Es decir: es más pobre y no gana para disgustos. La imputación del alcalde llega en plena campaña de reconocimiento. De que el pueblo ‘de soca’ conozca a su líder. Posiblemente la Justicia le dará la razón, pero la investigación judicial da artillería a la oposición y retrata el doble rasero del PP en la dimisión de algunos cargos.

Al final tendrán razón aquellos diputados que hicieron un plante a Fabra cuando defendía la tesis de imputación igual a expulsión. Hasta Moliner dijo que con ser inocente no bastaba (lo dijo en referencia a Camps) y ahora señala que esta imputación es por algo administrativo. El PP no quiere dejar caer a uno de sus referentes por la adjudicación de un contrato.

Algunos de sus concejales han llegado a decir que las imputaciones responden a un interés judicial por dañar a quien molesta, a quien gana elecciones. En fin. El alcalde ha dado la cara sin plasmas, lo que ya es mucho.

Mientras, el PSPV ha guardado silencio, salvo la combativa Amparo Marco que no pierde comba. Como el alcalde de Vila-real, José Benlloch, que sigue a la suya y pese a la orden de boicot a una reunión con Moliner del líder Colomer decidió acudir igualmente. Hoy por hoy es básicamente el único referente del socialismo en Castellón y su decisión responde más a las ganas de tocarle los rizos a Colomer que a su responsabilidad pública. O las dos cosas. A mí, personalmente, me gustan los políticos que van de verso suelto y se pasan las órdenes absurdas del partido por el arco del triunfo.  

Siempre pasa nada


Cuando todavía no hemos digerido muy bien en qué consiste el turismo idiomático, esta semana el alcalde de Castellón ha intentado volver a defender el proyecto de la Ciudad de las Lenguas que viene a ser otro aeropuerto pero sin obras (y sin inauguración, ni abuelos, ni estatuas) y que surgió de otro Fabra (Alberto) en su era como alcalde de la capital de la Plana.

Años después la verdad es que no se sabe nada. Y como tantas otras veces, se empezó la casa por la maqueta, en esta ocasión firmada por Carles Ferrater y con dos asesores en plantilla. No sólo la crisis ha tenido la culpa. El Instituto Cervantes, que iba a ser uno de los impulsores de este complejo no sabe nada y no quiere saber tampoco. En La Ciudad de las Lenguas siempre pasa nada.

El alcalde Bataller ha dicho que, quizá, él no vea los grandes beneficios que reportará, pero los habrá. Justamente el alcalde de Castellón está en un ‘sprint’ continuo: no baja la quinta marcha para evitar ser barrido por un tripartito que toma fuerza. Delante tiene a un Bloc y un PSPV (unido de forma insólita y temporalmente) y EU que ya reparten cargos por si acaso. La incertidumbre electoral, o sea.

En Castellón una de las prioridades pasa por apuntalar a Javier Moliner como líder. Unos convencidos y otros para aguantar el puesto después de años de fidelidad a Fabra (Carlos). Por eso Moliner se ha dejado ya de cariños y favores y está a lo que está: consolidarse y cortar con el pasado. No sólo el aeropuerto, también la Ciudad de las Lenguas ha caído de la previsión turística de la Diputación.

Moliner no quiere debilidades, no quiere tener pasado. Lo dijo dos días después de dimitir (eufemismo) Carlos Fabra en un cónclave del PP: “aquí ya no hay manzanas podridas”. Lo dijo frente a Andrea Fabra que es como decírselo al padre.

Y mientras tanto en Castellón crece la percepción de que “su” Alberto les arrebata poder. De ahí la concesión con la Fundación Caja Castellón como escisión de la de Bancaja. No obstante, el tiempo dirá si es para bien. De momento la entidad va a perder su principal señera: el edificio Hucha que ahora será alquilado por el Ayuntamiento.