Bataller imputado. El alcalde de Castellón ha tenido
esta semana su mayor proyección política en lo que lleva de alcalde y no
justamente por un acierto o un tanto para Castellón. Menos mal que el PP se ha
apresurado ha advertir que el primer edil ha sido imputado pero sólo un
poquito. Lo de la puntita, vamos.
Una defensa cerrada que da una sensación de
necesidad. Los estatutos del PP marcan el camino de la dimisión a los
imputados, salvo si está en juego una alcaldía. Bataller es el sucesor de
Alberto Fabra y fue escogido directamente por el jefe del Consell generando
cierto malestar entre los experimentados del PP que se consideraban mejor
preparados.
Siempre que puede Bataller recuerda que desde que
entró en política pierde dinero. Ganaba más como médico, se apresura a
recordar. Es decir: es más pobre y no gana para disgustos. La imputación del
alcalde llega en plena campaña de reconocimiento. De que el pueblo ‘de soca’
conozca a su líder. Posiblemente la Justicia le dará la razón, pero la
investigación judicial da artillería a la oposición y retrata el doble rasero
del PP en la dimisión de algunos cargos.
Al final tendrán razón aquellos diputados que
hicieron un plante a Fabra cuando defendía la tesis de imputación igual a
expulsión. Hasta Moliner dijo que con ser inocente no bastaba (lo dijo en
referencia a Camps) y ahora señala que esta imputación es por algo
administrativo. El PP no quiere dejar caer a uno de sus referentes por la
adjudicación de un contrato.
Algunos de sus concejales han llegado a decir que
las imputaciones responden a un interés judicial por dañar a quien molesta, a
quien gana elecciones. En fin. El alcalde ha dado la cara sin plasmas, lo que
ya es mucho.
Mientras, el PSPV ha guardado silencio, salvo la
combativa Amparo Marco que no pierde comba. Como el alcalde de Vila-real, José
Benlloch, que sigue a la suya y pese a la orden de boicot a una reunión con
Moliner del líder Colomer decidió acudir igualmente. Hoy por hoy es básicamente
el único referente del socialismo en Castellón y su decisión responde más a las
ganas de tocarle los rizos a Colomer que a su responsabilidad pública. O las
dos cosas. A mí, personalmente, me gustan los políticos que van de verso suelto
y se pasan las órdenes absurdas del partido por el arco del triunfo.
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