Cuando todavía no hemos digerido muy bien en qué
consiste el turismo idiomático, esta semana el alcalde de Castellón ha
intentado volver a defender el proyecto de la Ciudad de las Lenguas que viene a
ser otro aeropuerto pero sin obras (y sin inauguración, ni abuelos, ni estatuas)
y que surgió de otro Fabra (Alberto) en su era como alcalde de la capital de la
Plana.
Años después la verdad es que no se sabe nada. Y
como tantas otras veces, se empezó la casa por la maqueta, en esta ocasión firmada
por Carles Ferrater y con dos asesores en plantilla. No sólo la crisis ha
tenido la culpa. El Instituto Cervantes, que iba a ser uno de los impulsores de
este complejo no sabe nada y no quiere saber tampoco. En La Ciudad de las
Lenguas siempre pasa nada.
El alcalde Bataller ha dicho que, quizá, él no vea
los grandes beneficios que reportará, pero los habrá. Justamente el alcalde de
Castellón está en un ‘sprint’ continuo: no baja la quinta marcha para evitar
ser barrido por un tripartito que toma fuerza. Delante tiene a un Bloc y un
PSPV (unido de forma insólita y temporalmente) y EU que ya reparten cargos por
si acaso. La incertidumbre electoral, o sea.
En Castellón una de las prioridades pasa por
apuntalar a Javier Moliner como líder. Unos convencidos y otros para aguantar
el puesto después de años de fidelidad a Fabra (Carlos). Por eso Moliner se ha
dejado ya de cariños y favores y está a lo que está: consolidarse y cortar con
el pasado. No sólo el aeropuerto, también la Ciudad de las Lenguas ha caído de
la previsión turística de la Diputación.
Moliner no quiere debilidades, no quiere tener
pasado. Lo dijo dos días después de dimitir (eufemismo) Carlos Fabra en un
cónclave del PP: “aquí ya no hay manzanas podridas”. Lo dijo frente a Andrea
Fabra que es como decírselo al padre.
Y mientras tanto en Castellón crece la percepción de
que “su” Alberto les arrebata poder. De ahí la concesión con la Fundación Caja
Castellón como escisión de la de Bancaja. No obstante, el tiempo dirá si es
para bien. De momento la entidad va a perder su principal señera: el edificio
Hucha que ahora será alquilado por el Ayuntamiento.
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