lunes, 16 de diciembre de 2013

Pastores de Belén


Cada territorio tiene sus tradiciones y para eso no hace falta una asignatura: para contar lo que se cuece en la provincia aquí me tienen. Esto lo digo porque en los medios de Castellón hay una gran tradición: acudir en masa a la recepción navideña del presidente de la Generalitat. Por lo que sé en Valencia y Alicante es un acto difuminado, pero aquí somos mucho de reunirnos.

Lo normal sería que acudiese un representante por cada medio. No es el caso. En Castellón acudimos las redacciones enteras y aprovechamos para vernos las caras. Como los pastores de Belén, pues igual. Yo admito que a veces lo he hecho por desayunar una copa de cava, que es una cosa que me gusta bastante, la verdad. Aunque en esas reuniones he sacado exclusivas del tamaño de un diamante de Liz Taylor. Por ejemplo, que a Camps sólo le apetecía cenar hervido en estas fechas ya harto de polvorones. En esa línea.

Pero este año las cosas se han torcido. Ya casi nadie queda en las redacciones y no se sirve cava ni se regalan paraguas de la F1. Alberto Fabra ha decidido cambiar el acto y en lugar de celebrarlo en la sede del Consell en la calle Mayor, el encuentro será en el Grao, en el CdT, alejado de miradas más allá de las palmeras del paseo marítimo. Y encima hay que estar acreditado para brindar con el jefe del Consell. Insólito.

Doy por hecho que se trata de minimizar el impacto de la calle Mayor de la capital rodeada de trabajadores de RTVV protestando y de que alguno se cuele en el acto y muerda a base de pancarta.

Camps se hartó de comidas navideñas y Fabra está hasta el hígado de arrastrar un coro de cabreados detrás. De ahí tal vez los cambios en el área de comunicación del Consell porque, si en algo estamos todos de acuerdo, es que hay veces que la comunicación ha fallado y, pese a la buena intención, la principal institución de nuestra autonomía ha quedado retratada como un sainete.

Eso unido a dos titulares que ha alumbrado el socialismo de la capital esta semana: Fabra dejó más de 50 millones de euros de facturas en el cajón y un urbanismo cuestionado por la Justifica. Vamos, cuestionado no, anulado. El Plan General de Ordenación Urbana ha sido tumbado por el Supremo tras años y años de agonía. Ahora hay que empezar de cero, si bien el actual equipo de gobierno ya estaba trabajando en el asunto.

Lo grave hubiera sido un fallo así en plena fiebre de hormigoneras porque paralizará la concesión de licencias. Hubiera sido el fin del mundo hace años, pero ahora sólo se construyen sueños. Nada de cemento.

Digo que estoy aquí para contar lo que pasa. Pues en un pleno de Benicàssim un concejal de la oposición (Domingo Ferrando) llamó en público idiota a concejala del PP Carolina San Miguel. No contento con eso, al día siguiente dijo que era una definición, no un insulto, lo que le valió la reprobación de sus jefes de Compromís. Estamos en contra de la corrupción y en igual medida deberíamos estar en contra de la estulticia de un cargo público.

Otra cosa, Moliner (Javier) ha anunciado una nueva cumbre de alcaldes para enero con el objetivo de avanzar y rectificar en lo que haga falta. El presidente ha puesto ya en marcha la maquinaria para remar ante la convocatoria de elecciones europeas. Vicent Sales será el encargado de coordinar la campaña y Moliner tirará de kilómetros para ayudar a la causa y quiere que a la cumbre vayan los 135 alcaldes de la provincia pero es muy posible que los del PSPV pasen de la convocatoria.

Hablando de ágapes navideños. Creo que gracias a este espacio son muchos los que han olvidado invitarme este año. Los medios provinciales estamos al loro de uno de los desayunos informativos más emblemáticos: el de la Cámara de Comercio. De momento no hay convocatoria y la Navidad está ya cabalgando con fuerza. Tras la condena, está por ver si Carlos Fabra tiene ánimos de felicitaciones y bromas.

 
Artículo publicado en Las Provincias: 16-12-13

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