Yo es que pensaba que
estaba de vacaciones, la verdad, o eso entendí. Pero ante la llamada del
periódico, yo siempre estoy a punto para servirles a ustedes. Yo no soy como
los diputados que se tiran más de un mes a la bartola, eso de descansar no va
conmigo y aquí me tienen. Espero que me correspondan y entre mordisco y
mordisco al roscón, lean estas líneas.
Hay gente que cuando
dije que me marchaba unos días (dos) pensaba que es que estaba invitado a la
fiesta de Paquirrín y los leones. Ojalá, porque el hijo de Pantoja es un fiel
reflejo de nuestra juventud valenciana, al menos de la que sale en la tele. Es
como Paris Hilton pero a la española y ya tendría la columna resuelta.
Decía yo que a mí no me
importa nada pensar que estaba de vacaciones (en mi imaginación) e
interrumpirlas si es para contarles cosas buenas. La semana pasada ponía en
duda en esta misma sección que al final hubiera empresas que cumplieran con el
aeropuerto de Castellón, pero me equivocaba.
Aunque no podemos
cantar victoria, Marina d’Or, ciudad de vacaciones, forma parte del grupo de
empresarios que está dispuesto a gestionar la infraestructura, lo que sería
cerrar el círculo: traerán aviones y los turistas, a sus apartamentos, hoteles,
zoo y playa. No hará falta ni torre de control, los pilotos se guiarían por los
neones. No hay nada que se le resista a Jesús Ger, alma mater de Marina d’Or,
que incluso se postuló a acoger Eurovegas.
El empresario lleva
lustros reclamando su PAI Marina d’Or Golf que continuará su proyecto y donde
se incluye Mundo Ilusión, un parque temático siguiendo la estela de Terra
Mítica y así, pero con el circo como inspiración. El proyecto, como los otros
18 golfs de Castellón, siempre ha estado en la Conselleria sin avanzar y antes
ha llegado la crisis que Infraestructuras ha autorizado alguno de estos campos
con viviendas adosadas.
Tal vez si al final
asume el bombón de la infraestructura le acaben dando los permisos. Es un
suponer. La otra empresa es un grupo canadiense que el Banco Mundial denunció por
chanchullos, con lo que sería también una buena opción.
Ambas rivales han
presentado los papeles y la verdad, en el fondo echaremos de menos aquello del
aeropuerto sin aviones.
A todo esto, la
Diputación de Javier Moliner (alias el Desconocido, según Fabra) está a punto
de privatizar el hospital Provincial en la parte de Oncología. Es bastante
lógico que cualquier líder vaya quemando la herencia recibida y en el caso de
Moliner, además de lógica, era una obligación.
El Provincial ha sido
durante año la joya de la corona. Varios familiares de Fabra (Carlos, el
pensionista ya a estas horas) visten de bata blanca en el centro y, como él
mismo dijo en su día, “ni sé la de gente que he colocado en estos años”. Todo
un ejemplo. El proceso va a llevarse por delante a 50 empleados del hospital
con más premios y prestigio de la provincia.
Cualquiera de los
castellonenses que hemos tenido que pasar por el trance de un familiar enfermo
en el Provincial hemos admirado la abnegación y entrega de esos profesionales y
el recuerdo de los familiares de los muertos por cáncer en las paredes: placas,
cartas, regalos… El personal tiene un pequeño altar de vidas salvadas y otras
perdidas en la sala de espera. Es lo que tiene la crisis, que no importa lo que
uno haga. Ya hace tiempo, en este periódico destapamos que a los pacientes se
les decía que no quedaba quimio y volvieran otro día, pero era la punta del
iceberg. La deuda del Consell arrasaba con todo (o casi, seamos francos) y yo
asistí a como una enfermera, desbordada por pacientes terminales, arrastrando
horas de guardia y dolor me decía “hace falta más personal, no esculturas de
Ripollés en la puerta”.
Por cierto, ha sido
irme y volver los terremotos a Vinaròs. Aunque los expertos dijeron que ya
había desaparecido cualquier riesgo, la tierra se mueve de nuevo
desmintiendo a la ciencia. Todavía sin
soluciones sobre la mesa y con la presión mediática reducida, un nuevo
terremoto sacude las conciencias del Maestrat.
me ha encantado
ResponderEliminar