lunes, 13 de enero de 2014

Paco Placa y los chanchullos


Ha vuelto la actualidad de forma atropellada. Hay días que los titulares van perdiendo cuerpo tal y como avanza el día. Es un clásico en las redacciones de periódicos, donde lo único que manda es el imperio del tiempo. Lo que por la mañana puede abrir una sección, a última hora del día puede ser un breve porque otra noticia haya desplazado su presencia.

Pero ya digo que la actualidad se agolpa como el turrón en las despensas: juicio a Blasco, aeropuerto, financiación, encuestas y destituciones… Movidas. La cuesta de enero ha llegado con golpes de efecto.

Detallo. El PP de Castellón vive momentos complicados tras el calentón de Javier Moliner en forma de anuncio. El comunicado llegó cuando los periodistas estábamos tirados en el sofá haciendo zapping: destituía a Francisco Martínez por perder la confianza. Esta expresión, en realidad, estaba en el asunto del comunicado, no dentro y, me consta, fue un desliz ya que esa expresión había sido eliminada del escrito oficial.
 

Moliner ejerció de hombre fuerte y puso a temblar a medio partido. Ya cuando Camps fue absuelto dijo el líder provincial que no bastaba con ser inocente, había que parecerlo. Y algo así ha pasado con Martínez (alias Paco Placa), vicepresidente primero de la Diputación y mano derecha de Carlos Fabra durante lustros. La sorpresa vino con la resaca y con cómo se debilitó la contundente medida.

Moliner, al que no le había temblado el pulso en su anuncio, decidió darse un tiempo para acabar de laminar el fabrismo lo que supone ir alargando la agonía. Los melones abiertos se pudren enseguida y eso debería saberlo el presidente.

Pero hablemos del protagonista. Si Sonia Castedo usa Facebook para despotricar (como yo), Martínez ha usado la política y no se ha librado de ser señalado como chanchullero:  la ley es muy elástica, otra cosa es la ética. Al parecer (y el PP de credibilidad al tema) el alcalde Vall d’Alba intentó que la depuradora de Borriol se construyera sobre terrenos suyos. Algo semejante ya ocurrió con los terrenos del aeropuerto, cuando se le acusó de ser beneficiario de varias fincas expropiadas pero entonces no se le defenestró.

 

 

Ahí no queda la cosa. Martínez estuvo bajo sospecha porque se denunció que había inflado el censo de Vall d’Alba empadronando a gente en casas vacías con el fin de ganar las elecciones. La Justicia no demostró nada pese a que había empadronados hasta en las papeleras. También adjudicó un contrato público a su hija (de Nuevas Generaciones y exreina de fiestas) alegando que era la única que cumplía los requisitos.

Al ahora casi cesado se le conoce en su pueblo (qué cachondos) con el alias de ‘Placa’ por su afición a las inauguraciones (con placa). Si en las fiestas patronales hay siete días, el alcalde inaugura siete obras (o más) como un acto de los festejos. También el ahora diputado sin competencia ha sido beneficiado con herencias de mujeres mayores sin hijos del municipio. Yo, concretamente, recuerdo a la tía Teresa y cuando le pregunté por el tema, con un hilo de voz sólo me dijo “eso es mi vida privada, ella me quería mucho”.

Paco Placa también es el excuñado de Karina (la del baúl de los recuerdos) porque es hermano de Juan Miguel, el mítico estilista de fama nacional. Cada uno ha elegido un camino: uno corta el pelo y el otro nos lo toma. La cantante ya denunció que estaba vetada en Castellón desde hacía años porque su exmarido pertenecía a una de las familias más importantes de la provincia, la casa de los Martínez, digo yo. Una lástima, Karina en el FIB habría sido un puntazo para los modernos.
 

Esta semana Martínez entró en una joyería de la calle San Vicente y, supongo que por ser buen cliente, pasó directamente a la parte interna de la tienda para ver género, según cuentan mis confidentes. El alcalde ha conseguido de todo para su pueblo: piscinas, institutos, plazas de toro… Un fenómeno sociológico, ya digo, como su bigote.

Las elecciones las ha ido ganando a golpe de infraestructuras y homenajes a la tercera edad pero, si Moliner acaba por darle el pasaporte tendrá un problema en la alcaldía de Vall d’Alba y otro enemigo, justo cuando Ciutadans busca descontentos y las encuestas marcan el declive. La disyuntiva es si para ganar elecciones hay que seguir haciendo la vista gorda.
 

Artículo publicado en las Las Provincias, 13 de enero de 2014

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