miércoles, 26 de febrero de 2014

Elegí un mal día para dejar de amar

No lloréis bichos, que sufren desengaños hasta los astros
 
Siempre me ha gustado mirarme en los escaparates. En el reflejo de los espejos de la calle y para eso lo mejor siempre han sido los bancos y sus impolutos reflejos blancos. Lo hago por inseguridad, por detectar un fallo provocado por las prisas y que el espejo del ascensor no ha podido corregir.
Por eso al detectar tu mirada sobre mis cervicales he disimulado, como si quisiera colocar bien una lentilla. Tenía que pasar algún día, he pensado.
Muchos años, has dicho torciendo la boca, como siempre hacías. Ya. Apenas me he dado la vuelta para comprobar el paso de los años, si el tiempo es un ansiolítico para las heridas. He dejado de sentir el tráfico, el ruido y los recuerdos han vuelto a subir por mi columna vertebral.
Regreso a mi ciudad, es cuestión de semanas. Eso lo has dicho tú. Yo apenas escuchaba pensando en aquel portal, en aquellos abrazos que permitieron romper el hielo de un noviembre azul, de aquellas caricias sobre la piel quemada de agosto.
Me debes una explicación. Me debes una vida. Yo paré la mía por ti. Yo cambié por ti. Desde entonces ya no he podido respirar igual, ya nada ha sido como debería ser. Manchaste el lienzo de mi existencia.
Supongo que sonreía mientras hablabas bajo los limones de los rascacielos. Yo pensaba en la destrucción que vivimos, en el daño que nos hicimos de forma patológica, a través del sexo violento, con invitados, con nuestras encías sabiendo a ginebra y tabaco. En aquellas batallas no había ganador, sólo un ligero olor a sudor y las sábanas rotas. Yo aún creía en Simone De Beauvior y en París.
Pero ahora ya no importa. Ni los libros leídos, ni los amores convertidos en tsunamis, ni las películas, ni las canciones. El dolor es ya cosa de otros que descubrirán la vida en un parque en primavera.
He abrochado mi abrigo y he seguido andando. Sólo he parado ante el escaparte de una mercería para comprobar el nudo de la corbata y las olas han dejado de golpear mi tobillo.


lunes, 24 de febrero de 2014

Depilar bigotes


En plena era de la depilación láser Javier Moliner sigue apostando por lo clásico: la cera caliente. Como aquellas viejas máquinas en las que se iba creando un engrudo verde de cera hirviendo que luego se aplicaba sobre la piel para zas!, arrancar el vello. El PP de Castellón está en plena operación bikini y la cera brasileña forma parte de ella.

La limpia del PP de Castellón se está centrando en la vieja guardia y, en concreto, en la pelusa superior del labio. Primero fue Francisco Martínez (bigote número 1) y esta semana le ha tocado el turno a Adelino Santamaría (bigote segundo). Más que fetichismo se trata de ajustar cuentas porque, o mucho me equivoco, o al final habrá cera para todos, alguna mujer incluida.

No es que Moliner tenga nada en contra del mostacho ni de los ‘hipsters’ (espero y confío) sino que tiene otra forma de ver las cosas. La estética común de los cercanos al actual líder va otro lado: todos tienen cara de sanotes y llevan la honradez a la misma altura que el sobrepeso.

Santamaría se ha marchado precedido por el escándalo de la depuradora, que sigue pendiente de solución final como las series de culto. El alcalde Borriol ha aguantado años y años gracias a las movidas internas de la oposición y con el exotismo de ser el único alcalde pelirrojo de la provincia (hasta que llegó Óscar Clavell) y entre sus grandes logros está la mítica carrera de burros que realiza todos los años el municipio. Eso y la representación de la Pasión en Semana Santa.

El todavía primer edil ha cosechado victorias electorales con el PSPV desangrado en una guerra insólita con denuncias personales y un edil tránsfuga que se montó un chiringuito independiente y que, al final, ha tenido la llave de todo el municipio. En fin.

Adelino ha sido un secundario de lujo en la historia de la política provincial y entre sus grandes éxitos destaca cuando aprovechó el descanso de la orquesta en plenas fiestas patronales para coger el micro y, desde el escenario, exhibir las denuncias recibidas contra el ruido de la carpa por varios vecinos. “Nadie les ha obligado a venir a vivir a Borriol”, gritó como un líder revolucionario de los quintos. Él fue el germen del 15M, fijo. Luego colgó el nombre de los 107 vecinos que habían denunciado la contaminación acústica para que fueran señalados. Mariló Montero, querida, en Borriol tienes la horma de tu zapato.

Por su parte, las costuras del PP de la provincia se están acoplando a los nuevos tiempos y soportan con estoicidad de roble los golpes porque la cera caliente siempre está a punto para dar un tirón y solventar una crisis. Que no se diga. Los Globos de Oro son la antesala de los Oscar y las actuales destituciones son la víspera de lo que será la sangría final que todavía tiene nombre propios. Al tiempo.

A todo ello el presidente popular ponía un elemento incómodo sobre la mesa: se cambiaba la normativa de la Diputación para que, quien no trabaje, no cobre. Esto es lógica pura y dura pero sabemos que en la vida pública con la lógica se lían un puro. De hecho ni siquiera en las empresas privadas sucede porque siempre hay alguien experto en el maravilloso arte del disimulo.

El reglamento se ha impulsado para evitar que Martínez (elijan alias) cobre por dedicación exclusiva cuando no tiene competencias. Lo curioso es que el PSPV se ha opuesto de manera furibunda cuando ellos todavía no han conseguido desalojar a Juan María Calles del Ayuntamiento de Castellón.

Calles fue candidato a la alcaldía pero no se habla con sus compañeros y ahí sigue, al calor del dinero público sin coger llamadas, sin opinar, sin intervenir… Se enrocó tanto en el cargo que hizo que en el pleno de investidura del entonces alcalde Alberto Fabra los socialistas votaran en blanco por no apoyarle. En este caso no hay cera posible.

Casi como la petición de que se libere la AP7 para evitar más accidentes en la N-340. Eso mismo pidió el PP cuando estaba en la oposición y lo negó el PSOE de Magdalena Álvarez. Aquí entre todos nos toman el pelo y mejor nos iría si fuéramos calvos.

Artículo publicado en Las Provincias 24-febrero-2014

martes, 18 de febrero de 2014

Nunca te acuestes con un periodista

 
Un periódico consta siempre del mismo número de palabras, haya noticias o no las haya
 
Hace unos días un artículo escrito bajo el espíritu de Bridget Jones sobre cómo son las mujeres periodistas vivió su momento de gloria. Era un texto indulgente, infantil, autocomplaciente y banal. Decía, por resumir, que las periodistas son simpáticas, cuando están de viaje lo preguntan todo, tienen conversación y, para acabar, están todas buenas.
El artículo tuvo fortuna y fueron decenas las compañeras que lo compartieron pese a que chirriaba y eso me llevó a una reflexión, en las antípodas de la colega, que dulcificaba una profesión, un oficio, que nada tiene que ver con la realidad.
Primero diré que me conmueve la gente que sigue creyendo en el periodismo. Me conmueve su fe inquebrantable en un trabajo lleno de trampas y miserias, clasista y amargo como un café recalentado.
Los periodistas somos pretenciosos y con grandes dosis de egocentrismo. Bajo la excusa de la exclusiva nos gusta la lisonja y compartir nuestros éxitos profesionales. Somos muy pandilleros, la verdad, y aunque vayamos de corporativistas, es un camelo: todos los medios critican a la competencia, más si cabe cuando el otro tiene un tema que tú no te has enterado.
Los periodistas no tenemos alma, diga lo que diga Kapuscinski. Habrá algunos ahora negando con la cabeza. Y yo les pregunto, ¿nunca habéis deseado que hubiera, yo qué sé, un grave accidente para llenar una página? No me lo creo. Los periódicos competimos ahora con Ana Rosa y compañía y cuando hay un drama tenemos que buscar la declaración sin sentido pero arrancar una entrada en la web, conseguir fotos de los muertos cuando eran felices y vivían.
Hay varios tipos de periodistas: los que mandan y los que obedecen y todos obedecen a alguien. La libertad, ay queridos, no me vengáis con cuentos, eso para los estudiantes y el público, pero no os engañéis.
El periodismo está muy mal pagado. Ahora por la crisis y antes, cuando no había, también. Aunque siempre ha habido clases. Redacciones enteras con gente sin contratos y currando 14 horas por 800 euros. Solemos mentir para conseguir un titular y aceptar condiciones de trabajo inefables.
El mejor periodista es el que mejor se adapta a las rutinas productivas. Siempre ha habido farsantes sin talento y gente con talento sin suerte, como en todas partes. No digo que seamos monstruos, pero no somos héroes, ni todos son iguales. Todo esto, en el mejor de los casos, se pasa al acabar el trabajo y la mayoría son buenos padres, buenos ciudadanos y buenas personas. Luego están los que defienden su empresa como su propia casa o los que se pasan el día criticando pero nunca aceptarán este artículo como una descripción constructiva.
El periodismo es como la víspera de Todos los Santos y arrastra un olor macilento de flores amarillas. Yo sigo queriendo creer, pero cada día es más complicado salir a flote, como cuando a Uma Thurman la entierran viva en Kill Bill.

lunes, 17 de febrero de 2014

Un príncipe para la cerámica


Dirás que hemos vivido en un desierto. Por varios factores. Por un lado las temperaturas se han disparado a nivel de Magdalena (de Fallas, para que me entiendan) y, por otro, en Castellón no ha quedado nadie estos días. Cevisama ha empezado a recuperarse y ya se mira al espejo de lo que fue en otro tiempo.

Uno estos días podía aparcar donde quería, las autovías estaban medio vacías, los gimnasios… Medio Castellón se disfrazaba de feria y sólo por las noches empezaban a aparecer señores con corbata bajando de los coches, como los enanitos de jardín que se encienden al caer el sol en las urbanizaciones todos los veranos. Pero el calor es un espejismo, como puede serlo la recuperación. Yo no me fío.

La feria arrancó con la presencia del príncipe Felipe, que siempre viste mucho. El marido de Letizia (es decir, su llegada) alicató el certamen de futuro porque el heredero es casi el único de su familia que mantiene su imagen. Visitó empresas, acarició baldosas y estrechó manos, todo a la vez. Le sorprendieron las texturas y los diseños de los azulejos. El matrimonio Asturias al completo ya inauguró hace unos años la feria y, hay que admitirlo, Letizia siempre se lleva más flashes y comentarios.

La sagacidad de los empresarios no sólo ha conseguido que haya baldosas que parecen piel de cocodrilo sino que al día siguiente de acabar un conflicto internacional, ahí están las azulejeros para ayudar a reconstruir cualquier país a base de obra y revestimiento.

La profesionalidad del príncipe contrastó con la mala leche del ministro Soria que llegó para hacerse fotos y no encontró ni un aliado. Desde su Ministerio no paran de dar malas noticias al sector cerámico, a las fritas, a los esmaltes y a los colores. Subiendo las tarifas de forma radical en los costes fijos no hay quien encuentre un abrazo. Soria no atendió a los medios y llegó para no decir nada, mosqueando más a los empresarios.

El sector suele ser acogido con los brazos abiertos en casi todos los países mientras soportan el ninguneo de su propio gobierno (a veces, hasta del autonómico) porque ellos, como se duelen, no venden coches.

El éxito de Cevisama siempre es difícil de prever en el corto plazo. Los indios y árabes que llegan con fajos de billetes suelen cerrar los tratos pasadas las semanas, pero los atascos han sido un buen augurio. Los accesos a Feria Valencia de tres horas nos han devuelto a la realidad: esto no es el primer mundo.

La feria tiene varias lecturas. Por un lado la objetiva: las ventas y volumen que suponen para el sector que más exporta en la Comunitat y de cuyos resultados depende la balanza externa comercial de la autonomía. Por otro lo superfluos. El mamoneo, para que me entiendan. Las comidas en los expositores y el viejo hábito de las relaciones y ahí, ay señor, los políticos juegan un papel destacado.

Cevisama es a los políticos lo que un jueves por la noche es a los universitarios. Ni un partido se ha resistido a picotear por los expositores y más con la presencia de Felipe de Borbón.

Todo esto a 60 kilómetros de Castellón porque lo que es aquí, poco más. Morella se ha intentado hacer un hueco en la actualidad. La capital de Els Ports siempre ha sido la punta de lanza del socialismo y Ximo Puig su defensor. Ahora, con Puig en otras guerras, tiene quien le guarde el castillo. En el municipio han enviado una circular: que los niños vayan al colegio con abrigo porque no hay dinero para calefacción (por culpa del Consell, se entiende).

En el otro lado del socialismo, Óscar Tena, (que es como el Monago de Alberto Fabra pero de Puig) ha pedido ayuda a la Diputación para demandar a la Generalitat (por las deudas) y de momento ha encontrado eco.

A falta de movidas políticas los sucesos siempre ganan peso. El mismo punto de la N-340 ha registrado dos muertos en dos días consecutivos. La siniestralidad de la principal carretera que cruza Castellón roza los límites de lo fortuito y cuando uno circula por ella se le acumulan las fotos con manchas de sangre en el arcén en la retina. Pero pese a los muertos la infraestructura nunca está en ninguna agenda política, los muertos, digo yo, no votan.

lunes, 10 de febrero de 2014

La ciudad no es para mí


Bataller ha hecho las Valencias. Igual que hubo un tiempo en que las folclóricas rellenaban baúles y los arrastraban por las Américas, el alcalde de Castellón se subió al pedestal de las conferencias para hablar de lo suyo. Uno elige a veces lo que dice dependiendo del público y se olvida de que hoy en día la aldea global arrasa con todo.

Esto es un mal común que nos pasa mucho a los de pueblo, que nos quedamos deslumbrados con la avenida Peris y Valero como si fuera el cartel de Las Vegas. Ya lo retrató muy bien Paco Martínez Soria cuando preguntaba por la calle Anchota en vez de Atocha en la ‘Ciudad no es para mí’. Menos mal que siempre hay políticos de la capital que nos alumbran y defienden más vacaciones para que los diputados vayan a las verbenas. Pedro Masó retrató al cateto que llegaba a la capital con gallinas bajo el brazo y no es que hayamos avanzado mucho.
 

Pero ya digo, Bataller insistió: a él le gustaría seguir siendo alcalde y espera que su imputación por Gürtel quede archivada antes de las elecciones.

Luego expuso hitos urbanos de la ciudad de Castellón como propios, pero a los diez minutos la oposición le estaba recordando que más que hitos, son desastres: el tranvía que no arranca, las obras en el parque Ribalta, el PGOU anulado…

Algo parecido le ha pasado a Alberto Fabra. Cuando el presidente fue elegido en Valencia se incendió un fuego llamado la conquista de Castellón. Fue el tiempo en que el exalcalde de la capital aterrizó con varias personas de la provincia para desarrollar el cargo. Poco menos que fue visto como el resurgir de Jaume I y la conquista de una provincia sobre otra.

Pero Alberto Fabra ha caído en el efecto Peris y Valero y lo que defendía ante una parroquia (Castellón) nada tiene que ver con lo que ahora dice (Comunitat). Contextualizo: en la provincia el debate valenciano/catalán nunca ha tenido recorrido y pese a ser la zona fronteriza nunca ha habido demasiados conflictos, todo lo contrario. Se acepta con normalidad.

Es decir, aquí te llaman ‘noi’ de la misma manera que en Segorbe te pueden llamar ‘maño’, pero nunca nadie te llama ‘nano’. Por eso Alberto Fabra defendía en su alcaldía lareciprocidad de ver TV3 y Canal 9 en ambas comunidades y aceptaba les Normes del 32. El discurso ha virado mucho y con pragmatismo facilón apunto a que debe ser por motivos electorales, como siempre. Amnesia selectiva.

Otra de las triunfadoras de la semana ha sido Clara Tirado. La socialista, siempre adosada a una imagen de Cleopatra, destapó el ‘caso Cooperación’, que ha sido su gran éxito profesional. Tirado, de la ejecutiva de la capital, hubo un tiempo en que se vio como la gran esperanza del socialismo en Castellón: era la mujer de Alarte en la provincia y contaba con muchos apoyos. El problema es que en su casa nunca los ha tenido. Tirado es una más de las eternas promesas que ha calentado banquillo y ha asistido a guerras internas sin precedentes.
 

Pero esta semana ha asistido a declarar como testigo contra Blasco rodeada de cámaras, preguntas y compañeros. Cada uno tiene su momento.

Hablando de conquistas, a partir de mañana la provincia se traslada a Valencia. Empieza la nueva edición de Cevisama donde se concentra todo el poder empresarial de la provincia por unos días. Las expectativas son buenas para una de las principales industrias de España que sigue luchando por levantar el mercado nacional que sigue bajo mínimos.

La tabla de salvación sigue siendo la exportación pero el sector siempre es un termómetro de la economía provincial y ha cerrado el año creando empleo, que es lo que hace falta.

Por cierto que la Cámara de Comercio trata de recuperar la normalidad tras la marcha de Fabra (Carlos) y ha ratificado los puestos provisionales a la espera de la aprobación de la Ley de Cámaras. Joaquín Andrés y Mª Jesús Arenós suplen la ausencia junto a Lola Guillamón. Hay ausencias que pesan tanto que ni lo creemos y más en Castellón, esa isla llena de contrastes. Pero con una isla y un solo hombre Defoe escribió una obra maestra.

lunes, 3 de febrero de 2014

La delgada línea roja

"La libertad de expresión es decir lo que la gente no quiere oír´" (George Orwell)
 
Poco se imaginaba Alberto Fabra que sus líneas rojas podrían acabar siendo sogas. El tema comenzó mal puesto que en la ponencia en Sevilla cuando presentó lo que iba a ser su ideario de limpieza arrancó con polémica. Medio PP de Castellón respondió con un plante sonoro (ideado por Carlos Fabra, ausente y entonces imputado), si bien muchos se levantaron mientras enviaban mensajes de perdón. Todo a la vez.
La doble línea continua parece hoy un carril de aceleración porque al presidente le adelantan por la derecha y por la izquierda una semana sí y la otra, también. Le tocaba esta semana el turno a Javier Moliner.
Dijo el presidente castellonense que él no es esclavo de ninguna línea roja. Eso lo dijo él y yo digo que fue una exhibición al más puro estilo Esperanza Aguirre. Que va a su bola, para que me entiendan. Y ante la contradicción hay que improvisar: ahora ya nos queda claro que hay varios tipos de imputado. Está la infanta (a la que antes llamábamos la hermana lista) y los valencianos. Y dentro de esta categoría están los imputados por “cuestiones administrativas”. A esos no se les toca, hasta nuevo aviso, aunque también depende. Si alguien lo entiende, que me llame.
Moliner marca distancias porque no hay nadie en el PP de un tiempo a esta parte que no enseñe la patita y se aleje. Los alcaldes populares temen la visita de Fabra o de todo lo que huela a partido, bastante tienen con resistir la oposición que crean Rajoy y compañía todos los días desde Madrid como para asumir errores de otros.
Me explico: la cuchillada de subir la cuota de los autónomos (720 euros más al año), la luz y todas las cosas que afectan al ciudadano de a pie que va tolerando mientras sobrevive para pagar facturas cuando los diputados están de vacaciones.
Pero retomo. Moliner marca distancias porque su objetivo es Castellón. Pero a Moliner no le acaba de gustar que sus alcaldes se desmadren, como ha pasado con el copago. Los ciudadanos podemos soportar que nos mangoneen y partirnos de risa con el trencadís y la cacería del topo, pero a todos nos parece una indecencia lo de hacer pagar a los discapacitados, aquellos que deberían estar protegidos para garantizar la integración. Un punto que está en los principios de la fundación del PP, por cierto.
Con la de líos internos y errores de bulto sólo faltaba meterse en nuevos jardines que ha acabado con el partido dividido. Un hecho inusual hace unos años y que ahora pasa cada quince días. A perro flaco, todo son pulgas.
Hablando de Moliner y de diputados, Andrea Fabra ha vuelto (como Norma Duval). Lo último que se le recuerda es el ‘que se jodan’. Desde entonces han pasado varias estaciones del año con ella calladita (y más guapa). La hijísima se convertía el viernes en la representante del PP castellonense en Valladolid, donde estaban los pesos pesados del PP nacional y ella moderaba.
La decisión no ha sentado del todo bien a la generación Moliner (así se llaman) que son la pandi que trata de dar una pátina de renovación al proyecto afeitando bigotes y tirando de ambientador ante lo macilento. Y lo digo por el diputado Martínez, defenestrado pero con 40.000 eurazos de sueldo por no tener competencias. Un sueldo Nescafé de aquí a que se le acabe el chollo (o sea, 2015). También tiene los días contados otro diputado: Adelino Santamaría, el alcalde de Borriol, que ya dijo esta semana que lo suyo es una crónica anunciada.
El alcalde de Castellón Bataller, Alfonso, presentaba un libro sobre algo de urbanismo y el futuro. El contenido era lo de menos. El primer edil se apunta a todo porque no es que haya conseguido mucho desde que llegara a la alcaldía en cuanto a reconocimiento público. Su debilidad y las encuestas hacen que dentro del partido haya movimientos en busca de relevos. Porque una ciudad con un urbanismo cuestionado por el Supremo que ha anulado el PGOU… Ya me dirán.
Los políticos no se resisten a una foto (síndrome Mocito Feliz) y si no hay nada que inaugurar, se presenta un libro. Ya lo hizo Alberto Fabra en su día. Él presentó dos: sus memorias (como Belén Esteban) y uno titulado ‘La ciudad que yo quiero’. 155 páginas de las que no entendí nada, ni el resumen de la solapa.
En política siempre hay un segundo que quiere ser el primero en todas partes y más en una profesión donde la ambición, el ego y la garantía de un sueldo son los únicos fines claros o, por lo menos, los únicos que nos dejan ver.
Artículo publicado en Las Provincias 3-febrero-2014