miércoles, 25 de septiembre de 2013

El dolor que no cesa


En todas las vidas hay una cuota de dolor. Aunque ahora no lo entiendas, ese es el camino. Atravesarlo. Y tardará años en pasar porque cada vez que te venga a la memoria, será como el primer día. Como una quemadura perenne sobre la piel.

El dolor de verdad es inefable. Sonreirás, hablarás, caminarás. Volverás a trabajar, te interesarás por las mismas cosas, volverás a la vida pero será todo una ilusión, nunca volverás a vivir igual, con aquella inconsciencia del pasado. Y, ante eso, yo poco puedo hacer.

Se lo soltó de golpe. Con aquella voz grave que tanta seguridad aportaba a sus movimientos circulares sobre una hoja en blanco. Y acabó soltando el bolígrafo, dando un golpe en la mesa y juntando las manos, como una palmada en silencio.

Fue entonces cuando la mujer encendió un pitillo y cruzó las piernas de nuevo mientras se fijaba en una carrera en sus medias, en lo desgastado del tacón de su zapato.

Era la primera vez que unas palabras le cruzaban el cerebro. La primera vez que alguien le decía lo que quería escuchar, lo que debía escuchar. Nada de ‘tendrás que superarlo’, nada de darse prisas en animarse, de salir a cenar: podía regodearse en el sufrimiento y aceptarlo como la única realidad que le quedaba.

Aquella sesión con el terapeuta era la primera que estallaba en sus resortes. Nada de infancia, nada de familia ni de hablar de sexo: el dolor es inefable, no se puede explicar. Ya podía dejar de sentirse culpable por no poder superar su muerte, por estar triste, por no creer lo que pasaba.

Sólo sabiendo que el dolor era lo único que le quedaba de ahora en adelante podía empezar a sentirlo. Y en aquel momento, el alivio fue más grande que su sufrimiento.

 

 

 

lunes, 23 de septiembre de 2013

Pamelas, tocados y dos bodas


Me había prometido a mí mismo no escribir en un tiempo del aeropuerto de Castellón por aquello de no estar encasillado. Más o menos como los actores que triunfan en una comedia televisiva y se lanzan al drama por compensar. Soy el Jim Carrey del periodismo (o Lina Morgan, como quieran).

Pero yo soy muy falso conmigo mismo, la verdad. Llegados a este punto lo haré rápido: al final el aeropuerto nos cuesta a todos 120 millones de euros. Lo que no iba a costar nada, al final nos cuesta una pasta. Y eso que falta por saber lo precio de los terrenos, los infinitos anuncios que promocionaban el aeropuerto, las ferias turísticas, los sueldos de Aerocas…

Menos mal que el Consell se ha apresurado a recordar que en 2003 ya aportaron 44 millones al proyecto. Menos mal, ese dinero saldría a escote de los representantes políticos de entonces, en caso contrario, no entiendo la alegría Esta semana a mis múltiples tareas he añadido la de traductor. De sentencias, claro. Porque algunos medios nacionales han optado por llamarme para que les explicara de qué iba la historia y cada explicación les escandalizaba más.

Debe ser como los enterradores, que a fuerza de sepelios, se acostumbran. Nuestra conciencia se ha debido quedar dormida mientras esperábamos el primer aterrizaje, como la Penélope de Serrat pero con boli en lugar de bolso marrón.

Y justo hoy empieza la feria Cersaie, que es la primera gran cita de la cerámica. En el sector el año comienza en septiembre y el ecuador llega en febrero, con Cevisama. En Castellón siempre se ha mirado de reojo a la feria de Bolonia porque los italianos siguen llevando ventaja (poca) y se han adueñado del concepto diseño. Aunque en Castellón el nivel es el mismo, para el cliente la marca Italia va unida al diseño.

Por lo menos, antes de la feria se ha conseguido que el Gobierno aplique tarifas reducidas al sector cerámico tras haber aumentado los costes con una reforma energética. El PP se ha puesto la medalla de que ha sido gracias a sus gestiones. Vamos, por hacer su trabajo en realidad después de que la tasa del gas ya consiguiera un efecto letal para el azulejo.

Los recortes afectan a los ciudadanos y muchas reformas a la industria ya que parece ser que nuestros políticos son incapaces de pensar a largo plazo y prefieren torpedear lo poco competitivo que nos queda.

Pero no nos vengamos abajo. Castellón ha acogido esta semana una gran boda. La del concejal de Nules José Vicente Adsuara y Ana Arachavaleta que es casi tan conocida en Castellón como la propia Magdalena. Las bodas son la última representación de un sueño infantil, por aquello de los cuentos, y por lo que me cuentan, ésta ha sido de órdago.

Desde el minuto cero no pararon de llegarme fotos de invitados al móvil: mantillas, tocados y pamelas (con señoras debajo) y un ramillete de políticos en primera fila. En la boda hubo una representación de todo el PP y hasta consellers que lo dieron todo en ese momento en que se desanuda uno la corbata y va camino de la barra libre.

Me cuentan que en una mesa de alcaldes no se hablaba más que de las elecciones 2015 y de lo mucho que se la juega el PP a nivel autonómico en las urnas. No es ninguna novedad, claro. Sí lo es las posiciones enfrentadas por las actuaciones que marca la cúpula regional. Isabel Bonig, por ejemplo, a la que todos quieren y aprecian, ahora se la ve con dudas no sea cosa que coloque en un pueblo una incineradora y suponga una derrota electoral.

Hablando de bodas. El 11 de octubre María Colonques (Porcelanosa) se casa y lo hará en Vila-real, su pueblo, y en la Arciprestal, su iglesia, coincidiendo con las fiestas del Rosari. La gente habla mucho del mito de Amancio Ortega pero pocos reparan en los dueños de Porcelanosa que pese a haber conseguido casi todo, tratan igual al Príncipe de Gales que a un empleado, y llevan una vida sencilla. Será la boda del año, seguiremos informando.

 
Artículo publicado en LAS PROVINCIAS 23-9-2013

lunes, 16 de septiembre de 2013

A Dios pongo por testigo


Dedicado a J.C. Ferriol, que siempre tiene una ventana abierta para escuchar 

¿Pero ustedes no son catalanes? ¿A que vienen esas preguntas? Dos periodistas trataban de recabar todos los detalles de la famosa cadena humana convocada por el nacionalismo y que iba a unir Alcanar y Vinaròs. Eran las 17.00 de la tarde bajo un sol tremendo y llevaban ya tres horas de plantón. No, somos de Castellón, respondieron. Pues Castellón es Cataluña, así que no pregunten más tonterías, zanjó la mujer.
La señora ronda los 60 años y se marchó indignada, reclamando más cultura, más preparación a la prensa que había preguntado quién era el señor que estaba junto a Lluis Llach, qué era esa música que sonaba. No lo entendéis fue la frase más repetida de la tarde.
Tanto es así que incluso yo mismo me he planteado no escribir al respecto en este análisis semanal pero, si les digo la verdad, me va la marcha y meterme en líos y mi impresión de los sucedido vale lo mismo que la de cualquiera.
Reconozco que yo entendí el nacionalismo viendo ‘Lo que el viento se llevó’. Hay una escena en que la tremenda Vivien Leigh recibe una bofetada de su padre tras decir que no le importa nada Tara, la icónica mansión de los O’Hara.  Tras la guerra, pasar hambre y enterrar a un marido es ella la que devuelve el golpe a su hermana por decir eso, que no le importa nada Tara.
Ahora mismo ya debe haber gente cabreada por la comparación. Sigo. Lo que yo viví (e interpreté) de la famosa cadena humana fue eso, algo más profundo que la política, una cuestión sentimental y, ya se sabe, ante los sentimientos no hay racionalidad que valga. De ahí que hubiera gente con lágrimas en los ojos como si acabara de caer el muro de Berlín.
Vi gente con ganas de jaleo, una hostilidad creciente hacia determinados periodistas y otras personas convencidas y respetuosas que acudían a celebrar su causa.
Y si hablamos de sentimientos, los hay tantos como personas. Esta semana hemos podido comprobarlo porque, si les digo la verdad, yo me he perdido hace días en saber qué es lo que defiende Compromís, qué es lo que piensan. Incluso uno de sus miembros puso en su muro de Facebook que era nacionalista pero que se sentía español, catalán y que su padre era de Albacete.
Total que estoy como Sócrates, seguro de que no sé nada. En realidad desde el primer momento pensaba que lo de celebrar la Diada en Vinaròs iba a ser como los maños que celebran el día del Pilar o las señoras andaluzas que se visten de faralae en la ofrenda a la Lledonera, pero con el paso de los días, el tono se fue elevando (por ambas partes) y la cuestión política ganó terreno a la fiesta.
Y el tema va para largo, parece. El alcalde de Benicarló, Marcelino Domingo, ha interrumpido sus vacaciones para anunciar que deja la presidencia de la Taula del Sénia, la mancomunidad que une a pueblos de Castellón y Tarragona. Domingo es la primera vez que actúa como si fuera del PP porque hasta ahora iba un poco a la suya y era el primer edil más inefable de Castellón.
Lo cierto es que durante unos días la dichosa cadena ha hecho que nos despistemos de otras cosas. Menos mal que siempre está el aeropuerto de Castellón para volvernos a la realidad. El año pasado costó 7,5 millones de euros de mantener con lo que ya sabemos que algo vuela allí, el dinero. El nuestro.
Lo peor de todo es que mientras tenemos una infraestructura como el aeropuerto muerta de risa, la principal vía de comunicación que vertebra la provincia, la N-340, sigue siendo una vergüenza pase el Gobierno que pase e independientemente del ciclo económico en el que nos encontremos.
La variante mantiene los baches, los largos tramos de travesía, la nefasta iluminación y las docenas de curvas peligrosas que concentran accidentes y muertos todos los años. Eso sí es visión. Antes tendremos AVE y un avión aterrizando en Vilanova d’Alcoea que una carretera en condiciones.
Mientras el nuevo presidente de la Fundación Caja Castellón-Bancaja ya ha presentado la oferta de actividades para este curso. Tras meses inciertos, Aragonés ha garantizado que de momento la labor social y las actividades se van a mantener pero que si no llega el dinero reclamado en el proceso de independencia, el año que viene no será así. Ya ven, ser independiente cuesta mucho, más que ser auténtico.

Artículo publicado en LAS PROVINCIAS (16/9/13)

martes, 10 de septiembre de 2013

Septiembre inaugurado

1.- Inauguro septiembre con Sara, en una cena en la que se come poco (pero bien), se bebe poco (pero mejor) y se habla mucho. Siempre nos pasa igual. Tenemos las papilas gustativas atrofiadas de tanto palique. Aunque últimamente sólo hablamos de nosotros.

2.- El G4 está mudo. Demasiados cambios y trabajo. Mañana tengo que cubrir una imbecilidad como la copa de un pino (que dirían los cursis). En fin.

3.- Sólo sueño con el momento en que el miércoles por la noche apagaré el pc, el portátil y los móviles.

5.- M se convierte en T y estoy arrastrado por las dudas.

lunes, 9 de septiembre de 2013

El abrazo del oso


No tengo ni idea de golf, vaya por delante, pero la noticia es la que es. El Club del Mediterráneo, alias La Coma, atraviesa una crisis de órdago. No sería novedad si no fuera porque el presidente es Carlos Fabra, que se ha visto obligado a iniciar los trámites para su venta.
A este paso Fabra se quedará sin nada porque ya se ha retirado de la política (o eso creemos), de la presidencia de la Diputación, de la de Aerocas, el juez embargó parte de sus bienes para hacer frente a la millonaria fianza que le impuso… A perro flaco, todo son pulgas.
La mala racha de La Coma no es ninguna novedad. Ya mi compañero Aitor Tezanos destapó el déficit y los malos rollos de los socios hace dos años en este mismo periódico. Entonces nuestras fuentes vivieron unas semanas horribles tras la publicación de la noticia y nos llamaban agobiados porque desde dentro de la entidad se investigaba quién se había ido de la lengua.
Mi compañero, uno de los periodistas con mayor olfato que conozco, aguantó la presión que muchas veces arrastra la exclusiva y adelantó dos años antes la noticia: la venta era una posibilidad. Meses después se dio otro tiro de gracia al campo de golf: el Castellón Masters era historia. Yo no tengo ni idea de golf, ya digo, y cuando me ha tocado cubrir el dichoso encuentro me he aburrido como una ostra. Me di cuenta un día que jugaba Sergio García y yo estaba repasando mentalmente la lista de la compra.
Ni siquiera el exceso de perlas y jerséis con rombos me ayudaban a al concentración, aquello era un tostonazo. Y no por el juego en sí, que también, sino por la sensación de tener que cumplir con los caprichos de otros.
Carlos Fabra es un gran aficionado al golf y, dicen, se la da muy bien. También me dicen que el cochecito con el que se desplaza por las competiciones equivale a dos años de mi sueldo, pero ni he visto el cochecito ni tengo pruebas (malas lenguas, a saber). Lo que a mí siempre me ha impresionado es que su afición fuera un lema político y que quisiera convertir la provincia en un oasis de campos de golf. Piensa en verde.
Y yo me pregunto, ¿la afición personal se puede trasladar a una acción de gobierno? No sé, es como si yo gobernara y me empeñara en darle el nombre de Tarantino a una calle (que se la merece, por cierto) o crear un parque temático dedicado a Mario Puzo. Pero la normalidad de lo anormal es la política.
Y luego están las cosas normales que nos parecen insólitas. Me explico. Javier Moliner ha pactado un reglamento sobre la transparencia con toda la oposición a favor. Se trata de primer reglamento sobre la materia en toda España y que se debe cumplir por Ley: un debate anual sobre el Estado de la Provincia, una cumbre de alcaldes, modificar el tiempo para presentar enmiendas y mociones o, por otro lado, hacer público el patrimonio de todos los diputados.
Además, se incluirá la retribución de los asesores y a qué se dedican en horas de trabajo, claro. Moliner parece que se ha empeñado en matar a besos al enemigo y no permite que la crítica se oiga a base de abrazos (el abrazo del oso).
Me olvidaba de Bataller, por cierto. El alcalde de Castellón ha respirado esta semana al no ser aceptada a trámite la denuncia interpuesta contra él y Alberto Fabra por tener asesores pagados con dinero del Ayuntamiento pero que trabajan para el PP (de toda la provincia). El primer edil todavía aguarda a que se le desimpute (si hay un desimputador que crea que hay que desimputarle) por una pieza del caso Gürtel.
Por cierto que el PP también ha perdido a Manuel Cervera entre sus valores. En Castellón tenemos muy mala suerte con los diputados nacionales, la verdad. Ni Jordi Sevilla, ni Juan Costa ni ahora Cervera han aguantado si quiera una legislatura (por no decir que ni siquiera han tenido la más mínima implicación con la provincia).
Esto ya es por criticar porque nos molesta si un político vive de la hacienda pública toda su vida laboral y si alguno se marcha a la empresa privada y no cumple su compromiso, también nos cabrea. No sé si Cervera forma parte de esas 31 personas que han encontrado trabajo en toda España, pero si no, es el número 32 fijo. Un tipo con suerte.
Artículo publicado en Las Provincias (9-septiembre-2013)

domingo, 8 de septiembre de 2013

una botella con gas abierta

1.- Me acompaña la irremediable sensación de la pérdida. Otros años me sentía como una botella de agua con gas abierta, ahora com un botellín vacío.

2.- Siempre presiento lo malo, las catástrofes. Miento. Siempre me obsesiones con lo malo, las catástrofes.

3.- Las frases de M. me seducen y mañana la esperanza es cenar con S.

4.- La rutina se llama Mad Men. Un paréntesis largo hasta que vuelva a vivir

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Las uvas agrias

1.- La felicidad compartida con los amigos es más completa. Alegrarse de lo ajeno, de las liberaciones y de la lejanía de la tristeza. Se lo merece.

2.- Septiembre huele a uvas agrias. Al menos es a lo que me huele a mí, como noviembre huele a leña quemándose y, en algún momento, a castañas asadas.

3.- Una madre golpeaba los conocimientos dentro de la cabeza de su hijo, como se golpea el relleno de un cojín.

4.- M. viaja por Atenas, se emborracha de felicidad. Ha hecho todo lo contrario a lo que le dije, pero en eso consiste vivir. Los grandes acontecimientos me hacen reflexionar sobre lo importantes que somos la una para el otro y al revés.

Lo que la lluvia se llevó


Ha hecho falta que empiece a llover para que la actualidad vuelva a jarrear titulares. Es un alivio, la verdad. El final de agosto se nos ha desdibujado con la llegada de la gota fría que dista mucho de las tormentas de verano y lo ha hecho como siempre, a destiempo.

Días meones han borrado el perfil final del mes de agosto y han limpiado la atmósfera del panorama actual. Qué lejos queda la polémica sobre las hogueras de San Juan, centrémonos ahora en la imprevisión de las inundaciones.

Porque en eso hemos estado centrados esta semana: en buscar fallos de previsión para canalizar las tormentas y en localizar fotos de jóvenes del PP con banderas y símbolos anticonstitucionales. La última ha sido una joven rubia de Vila-real. Paula Carda se llama la pájara que posaba frente al aguilucho haciendo un gran favor a un PP (el de Vila-real) que no gana para disgustos y cuyo líder, Héctor Folgado, lucha día a día por recuperar la alcaldía pese a nadar entre pirañas (las de su propio partido).

Paula no sólo cuelga fotos con la bandera franquista, también lo hace cuando está de botellón al lado de una bolsa nevera o luciendo mechas, al menos antes de que protegiera sus cuentas horas después de ser pillada. Tarde.

Siempre que ocurren estos casos me vienen a la cabeza varios pensamientos. El primero es saber qué ha llevado a gente joven a posar frente a un símbolo que representa tanto o a hacer bromas sobre el Nazismo. Si simpatizan con estos pensamientos excluyentes y responsables de la vergüenza del ser humano, mal. Pero si lo hacen por pura estulticia, casi que peor.

González Pons ha vuelto a poner la nota cabal y ha recordado que quienes hacen estas cosas no merecen estar en el PP. Con eso marca la línea y da una patada en la boca a los listillos que decían que era un error de juventud, en fin. Igual el error de juventud es militar en un partido sin haber vivido.

Somos lo que leemos y conocemos a través de la historia y hay gente que se afilia a un partido como si fuera ser del Barça. Eso también me sorprende, que siendo tan joven estés tan convencido de un asunto tan importante porque la política es una forma de ver la vida. Una visión sesgada, pero una visión al fin y al cabo. Otro asunto es conocer cómo funcionan las organizaciones juveniles políticas y si no son una agencia de colocación pura y dura.

Si Gibraltar es el enemigo, Tarragona no lo es menos. El Ayuntamiento catalán ha decidido alegar al tercer carril del corredor mediterráneo para defender, se supone, sus intereses. El PP en Castellón y la Comunitat se ha revuelto por los perjuicios que puede suponer para nuestra autonomía este retraso, pero en el fondo no hay nada mejor que un enemigo de fuera y más si es de otro partido.

A falta de Zapatero, Cataluña es el nuevo fantasma. No sólo el recurso del corredor mediterráneo ha puesto en pie de guerra a Castellón, el anuncio de una marcha independentista en Vinaròs para el 11S ha avivado el espíritu de la invasión. Lo curioso es que este tipo de conflictos fronterizos suelen afectar más en Valencia y sus instituciones que en la propia provincia donde, a base de años de convivencia, hay debates que ni siquiera lo son. En Castellón vamos a nuestra bola (pregunten a Rosa Vidal, si no me creen).

El Maestrat convive con la provincia de Tarragona de forma amistosa e incluso comparten recursos con Cataluña (léase ambulancias, por ejemplo) sin apenas conflictos. Son cosas que pasan, como la ascendencia maña en el Palancia.

Septiembre es un mes ideal para apuntarse al gimnasio (o pagar la matrícula y no aparecer luego), empezar una colección, dejar de fumar, volver a la dieta y que los políticos vuelvan al tajo. El PSPV ha hecho como El Corte Inglés y se anticipa al otoño con una interparlamentaria esta misma semana.

Varios septiembres después Ximo Puig focaliza la atención en la Plana, lo importante es jugar en casa. Servirá para marcar ya una estrategia de cara a 2015, lo que se agradece tras meses de sequía porque la prensa está a la espera de las primeras reuniones para recuperar el ritmo. Lo fantástico sería ya que se pusieran cartas sobre la mesa y hubiera candidatos claros en puntos estratégicos como la capital de la Plana.

Volverán las oscuras golondrinas en primavera, mientras tanto nos entretendremos con el frío, las polémicas sobre el caza ilegal del parany, las imputaciones, los juicios… Porque la legislatura ya está abocada hacia la precampaña y otra vez al abismo de la rutina mientras sacamos punta a los lápices.

 
Artículo publicado en Las Provincias (2 septiembre 2013)

Otros veranos, otra provincia

Voy a empezar con un lamento. O dos. El primero es que Teófila Martínez no sea de Castellón (sería una vía rápida para teclear esta página) y el segundo es que este debe ser el agosto más aburrido de la historia en la provincia. Lo del aburrimiento lo dice todo el mundo, al menos todo el mundo que yo conozco.
Lo de Teófila es una verdadera pena. Yo tuve que cubrir una visita que hizo al pueblo gaditano afincado en Castellón y la señora decidió disfrazarse con su gente para celebrar el carnaval pero en mayo. Ya entonces pensé que una Raffaella Carra así no estaría mal para la provincia (con perdón de Carmen Amorós). Luego me explicaron que no iba disfrazada, que era así.
Estoy por pensar que lo más importante que ha pasado en Castellón es que el otro día fui al bingo por primera vez y canté línea. Lo hice en un intento desesperado por encontrarme con alguien para luego contarlo aquí mismo, porque si uno va a un ayuntamiento sólo va a encontrar silencio salvo algunas excepciones.
Aunque conozco políticos que han decidido no hacer vacaciones, la mayoría debe estar de siesta en siesta o no me lo explico y lo peor es que aún queda agosto para rato. En Castellón la atención en verano la captan los festivales, algún suceso aislado y el bou al carrer.
Hubo un verano en que, este que lo es, llegó a publicar un reportaje sobre la presencia de famosos en las playas de Castellón. Eran otros tiempos. Entonces María José Campanario veraneaba en Oropesa y Belén Esteban con Andreíta (la hija de Carlos Fabra no, la otra), en Peñíscola. La cosa tenía su aquel porque ellas eran archienemigas, estaban a pocos kilómetros y las portadas de las revistas del corazón sacaban las dos playas como un ring.
Después de aquello mis jefes me vieron capacitado para escribir de política, y ahí sigo. Como verán, he tocado todos los palos, pero es lo que tiene el periodismo provincial que igual tienes que saber de urbanismo, que de fútbol que de impuestos, por si las moscas.
Porque Castellón tuvo su época dorada. Aclaro: eran tiempos de desfase en los que soñábamos con campos de golf, un aeropuerto, hoteles y una María Jesús y su acordeón. Un pueblo como Moncofa fichó a una cantante que entonces salía en Canal 9 (Noelia Zanón) como imagen. Se decía entonces que cobraba una pasta gansa.
Fue entonces cuando Calatrava presentaba maquetas y un pueblo como Sant Jordi anunciaba que iba a tener un casino (con dos grupos inversores detrás), Morella un gran complejo dedicado a los dinosaurios o un parque temático para Cabanes.
Todo era posible. Ya digo que era otra época y Víctor Campos iba a ser el sucesor de Carlos Fabra y Vicente Rambla atesoraba poder en el Consell. Entonces todo se apuntaba en una libreta, se comunicaba uno por sms y los periodistas se hacían expertos en cualquier gilipollez porque las redacciones engrosaban al ritmo de la publicidad.
Un día hablando con un periodista catalán me dijo que él estaba centrado en el Estatut catalán y se sabía los artículos mejor que la clave de la Visa, yo callé que entonces era experto en edificios ilegales en la costa por simple apuro.
Eran otros agostos, otro periodismo, otra provincia. Menos mal que todavía quedan políticos que entonces estaban y ahora siguen estando y todo apunta a que van para largo. Ahora, para ver relumbrón habrá que esperar al juicio de Carlos Fabra que traerá como testigos en octubre a ministros y gente de portada.
Todo en Castellón ha cambiado y el nuevo PP ha traído cordura achuchado por la crisis y el paro, mientras el nuevo PSPV es casi el viejo PSPV salvo honrosas excepciones. La realidad es que se fabuló por encima de las posibilidades, de las suyas, no de las nuestras.
Comento todo esto con un amigo periodista y él, sin darse cuenta, me da el final: que casi todo ha cambiado mientras Belén Esteban permanece. Pues tiene toda la razón.
 
Artículo publicado en Las Provincias (26 agosto 2013)