lunes, 16 de septiembre de 2013

A Dios pongo por testigo


Dedicado a J.C. Ferriol, que siempre tiene una ventana abierta para escuchar 

¿Pero ustedes no son catalanes? ¿A que vienen esas preguntas? Dos periodistas trataban de recabar todos los detalles de la famosa cadena humana convocada por el nacionalismo y que iba a unir Alcanar y Vinaròs. Eran las 17.00 de la tarde bajo un sol tremendo y llevaban ya tres horas de plantón. No, somos de Castellón, respondieron. Pues Castellón es Cataluña, así que no pregunten más tonterías, zanjó la mujer.
La señora ronda los 60 años y se marchó indignada, reclamando más cultura, más preparación a la prensa que había preguntado quién era el señor que estaba junto a Lluis Llach, qué era esa música que sonaba. No lo entendéis fue la frase más repetida de la tarde.
Tanto es así que incluso yo mismo me he planteado no escribir al respecto en este análisis semanal pero, si les digo la verdad, me va la marcha y meterme en líos y mi impresión de los sucedido vale lo mismo que la de cualquiera.
Reconozco que yo entendí el nacionalismo viendo ‘Lo que el viento se llevó’. Hay una escena en que la tremenda Vivien Leigh recibe una bofetada de su padre tras decir que no le importa nada Tara, la icónica mansión de los O’Hara.  Tras la guerra, pasar hambre y enterrar a un marido es ella la que devuelve el golpe a su hermana por decir eso, que no le importa nada Tara.
Ahora mismo ya debe haber gente cabreada por la comparación. Sigo. Lo que yo viví (e interpreté) de la famosa cadena humana fue eso, algo más profundo que la política, una cuestión sentimental y, ya se sabe, ante los sentimientos no hay racionalidad que valga. De ahí que hubiera gente con lágrimas en los ojos como si acabara de caer el muro de Berlín.
Vi gente con ganas de jaleo, una hostilidad creciente hacia determinados periodistas y otras personas convencidas y respetuosas que acudían a celebrar su causa.
Y si hablamos de sentimientos, los hay tantos como personas. Esta semana hemos podido comprobarlo porque, si les digo la verdad, yo me he perdido hace días en saber qué es lo que defiende Compromís, qué es lo que piensan. Incluso uno de sus miembros puso en su muro de Facebook que era nacionalista pero que se sentía español, catalán y que su padre era de Albacete.
Total que estoy como Sócrates, seguro de que no sé nada. En realidad desde el primer momento pensaba que lo de celebrar la Diada en Vinaròs iba a ser como los maños que celebran el día del Pilar o las señoras andaluzas que se visten de faralae en la ofrenda a la Lledonera, pero con el paso de los días, el tono se fue elevando (por ambas partes) y la cuestión política ganó terreno a la fiesta.
Y el tema va para largo, parece. El alcalde de Benicarló, Marcelino Domingo, ha interrumpido sus vacaciones para anunciar que deja la presidencia de la Taula del Sénia, la mancomunidad que une a pueblos de Castellón y Tarragona. Domingo es la primera vez que actúa como si fuera del PP porque hasta ahora iba un poco a la suya y era el primer edil más inefable de Castellón.
Lo cierto es que durante unos días la dichosa cadena ha hecho que nos despistemos de otras cosas. Menos mal que siempre está el aeropuerto de Castellón para volvernos a la realidad. El año pasado costó 7,5 millones de euros de mantener con lo que ya sabemos que algo vuela allí, el dinero. El nuestro.
Lo peor de todo es que mientras tenemos una infraestructura como el aeropuerto muerta de risa, la principal vía de comunicación que vertebra la provincia, la N-340, sigue siendo una vergüenza pase el Gobierno que pase e independientemente del ciclo económico en el que nos encontremos.
La variante mantiene los baches, los largos tramos de travesía, la nefasta iluminación y las docenas de curvas peligrosas que concentran accidentes y muertos todos los años. Eso sí es visión. Antes tendremos AVE y un avión aterrizando en Vilanova d’Alcoea que una carretera en condiciones.
Mientras el nuevo presidente de la Fundación Caja Castellón-Bancaja ya ha presentado la oferta de actividades para este curso. Tras meses inciertos, Aragonés ha garantizado que de momento la labor social y las actividades se van a mantener pero que si no llega el dinero reclamado en el proceso de independencia, el año que viene no será así. Ya ven, ser independiente cuesta mucho, más que ser auténtico.

Artículo publicado en LAS PROVINCIAS (16/9/13)

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