miércoles, 26 de marzo de 2014

El Mick Jagger de esta esquina


Con el tiempo corriendo ajetreado hacia la primavera Castellón convocó un pleno. Ya son ganas, la verdad. Lo que pasa es que en el salón de plenos de la capital no crecen las buganvillas ni trepan las enredaderas por las paredes, afloran las protestas.

El alcalde de la ciudad ha tenido que aprender de forma rápida el arte de la política, el del desalojo y el de darse garbeos por el TSJ, todo a la vez, ampliando currículum. Esta semana le tocó el turno a los de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca que reclamaban que el Ayuntamiento eliminara el cobro de las plusvalías a los desahuciados.

Bataller llamó al orden en varias ocasiones en vano y al final tuvo que pedir que se desalojara el pleno. Más o menos lo mismo que ocurrió en el anterior pleno cuando los que protestaban eran los de la Marjaleria. No gana para disgustos porque una encuesta entre los vecinos, aliñada con sal gorda, puntuaba a Miguel Ángel Mulet como el mejor valorado y la plata fue para Amparo Marco.

A mí las encuestas me gustan lo mismo que el polígrafo de Conchita, para echar unas risas, pero el sondeo ha sentado como un tiro. A todos nos pasaría lo mismo si nuestros enemigos sacaran ventaja en una encuesta. Es la suerte de no ser nadie: ni te imputan, ni te puntúan y no tienes cuentas en Suiza (como mucho un primo que te agencia chocolate).

Esta semana la ausencia de movidas políticas en la Comunitat a causa del parón fallero la ha suplido el Mick Jagger de esta esquina de la autonomía (o sea, Carlos Fabra). Aprovechó que pasaba por los juzgados para anticiparse al Día del Padre y darle unos tiritos a Javier Moliner, el que fuera su hijo. Porque Carlos Fabra tiene hijos biológicos (cuatro) y por lo menos 200 políticos.
 

La espera se hizo eterna porque Fabra estaba citado a las 10 de la mañana y los medios llegamos antes de las 9.00 para coger sitio y así estuvimos, haciendo puerta hasta casi las 14.00. Pero, admitámoslo, la espera valió la pena porque vivimos un nuevo ataque del exdueño del aeropuerto hacia el actual líder provincial.

Carlos Fabra también dijo que sólo había hablado una vez con Sonia Castedo y que un señor de Gürtel vino a ofrecerle chanchullos pero él lo mandó a paseo. Esto no tenía nada que ver con el juicio, pero era actualidad porque un informe de Hacienda apuntaba a su intervención en la red valenciana. “No voy a presumir de listo, pero tonto, tonto, tampoco soy”. Enseguida hubo quien interpretó que el que había venido había sido el Bigotes en busca de negocio pero pinchó. Aquí siempre hemos estado sobrado de bigotes y los negocios los hacían otros. La risa va por barrios y los tejemanejes, también.

Hablando de bigotes. Paco Martínez llegó hasta la Ciudad de la Justicia bastante tarde. Pero lo hizo sonriendo. Por un momento temí que en vez de declarar procediera a inaugurar algo dada su afición a las placas y al folclore. Martínez dijo luego que le avalan todos los informes técnicos, que es verdad, y se marchó repartiendo besos y abrazos camino hacia Vall d’Alba.

Lo que la Fiscalía quiere saber es si por aquel entonces la Diputación endosaba entradas a los ayuntamientos para la corrida benéfica de la Beneficencia y luego, para cobrar, se restaba el dinero que le tocaba a cada pueblo de sus subvenciones. El PSPV ha reclamado una junta de portavoces para saber qué ha pasado, lo que no deja de ser curioso ya que, en todos estos años nunca ningún alcalde socialista ha criticado el asunto: ni Puig, ni Colomer.

Tampoco el anuncio socialista de presentarse como acusación particular en la causa ha cuajado. Nada se sabe. Con este panorama la provincia hervirá estos días con la Magdalena. Ya saben, ‘la gaiata és un esclat de llum, sense foc ni fum’. Ese es el espíritu: darlo todo pero sólo a medias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario