lunes, 30 de diciembre de 2013

Naranjas para Corinna

El final de año siempre se anima. Debe ser que la ausencia de noticias convierte cualquier asunto en temazo e, incluso, cualquier chorrada en noticiable. Eso y que los hay que siempre están dispuestos a dar la nota.
En realidad la principal noticia es que hubo valientes que el día de Navidad también cenaron, pero esos son héroes anónimos: nunca destacamos a los mejores porque ya se sabe que en este oficio nos van las malas noticias.
En Castellón siempre estamos dispuestos a dar la nota. Observen. El Ayuntamiento de Castellón está intentando promocionar la naranja como valor al alza y por eso han decidido enviar una caja de naranjas a la Casa Real. La técnica no es nueva, las marcas de lujo regalan pelucos, gafas, bolsazos y ropa a los famosos para que el pueblo (o sea, nosotros) acabemos convencidos de que es justamente lo que debemos comprar.
Pero las naranjas como complementos a mí, personalmente, me han superado. El envío se ha realizado con el objetivo de que los Reyes no tomen este año uva en las campanadas y lo cambien por gajos de clementina. Y con esto estoy siendo fiel a la realidad, no invento.
Parece mentira que los que idearon la campaña no sepan algunos detalles: la Familia Real no es la familia Alcántara y no se reúne para ver a Igartiburu dando la matraca desde la puerta del Sol. Ellos esquían en Baqueira, cazan elefantes, se piran a Londres de compras y desaparecen de vacaciones como ha impuesto Letizia desde su llegada. Se habrían podido ahorrar el sello.
La armonía en la Familia Real debe ser como la que hay en Cantora, no exagero, cada uno hará lo que le salga de la corona. Los años 90 pasaron y con ellos la inocencia nacional y los espumillones de los árboles de Navidad. En mi casa, por ejemplo, nunca se escucha el mensaje del Rey, yo creo que eso es algo que sólo interesa a los pobres periodistas de guardia esa noche y a los aburridos. Los demás nos entretenemos pelando gambas o calculando que el pavo esté en su punto, aunque sea con alarmas en el móvil.
En concreto se han enviado 20 bolsas con dos mandarinas cada una. Si echamos cuentas, han pensado hasta en Urdangarín y hasta en Corinna, que nadie se quede sin pelarla (la naranja) y en echar unas risas con el cotillón.
A todo esto hay noticias del aeropuerto. Tres empresas se han presentado para gestionarlo y, no es que yo sea pariente de la Bruja Lola, pero a mí no me cuadra ninguna de las ofertas. Habrá quien crea que soy un malpensado (y acierta) pero es que yo he titulado en varias docenas de ocasiones la solución final al aeropuerto, con fechas del primer despegue y todo.
La primera resulta ser Marina d’Or, cuyo presidente ya ha dicho que se ha presentado pero no por gestionarlo, sino por animar un poco el asunto, pero que mejor gane el concurso otro. Luego hay una empresa canadiense (Lavalin) que parece ser no ha sido noticia por estar vetada por el Banco Mundial por sus malas praxis. Por último hay un grupo suizo del que no hay más detalles. Igual Bárcenas, con amiguetes en Suiza, nos sabría decir.
Estas tres propuestas tendrán hasta el 2 de enero para hacer efectiva la documentación. Esperemos. Si he titulado varias veces que el aeropuerto ya despegaba, ni les cuento el mes que estuve dando la barrila sobre un inversor libio que luego hizo una cobra al Consell y, si te he visto, no me acuerdo. Dicen nuestras autoridades (las que no tienen un mes de vacaciones) que funcionará en 2014 y si es así, allí estaremos para contarlo y en caso contrario, también.
Esta semana la ciclogénesis (invento léxico para decir ventolera) se lo ha llevado todo en la provincia, salvo las calorías. Javier Moliner ha movido su ajedrez hacia la comarca de Els Ports anunciando inversiones para la comarca y tratar de arreglar los desaguisados antes anunciados. El PP proyectó en su día un gran museo de dinosaurios pero el tema se quedó en una fiesta de presentación y un dineral para los arquitectos. Está por ver si las nuevas promesas cuajan en el interior. 2014 será el año de compulsarlo todo.
Artículo publicado en Las Provincias, 30/12/2013

martes, 24 de diciembre de 2013

La familia también es lo que eliges

Os lo prometí. Os quiero.
 
Siempre que uno habla de sus afectos puede incurrir en un olvido imperdonable. A mí me pasó hace poco, cuando hablé de lo que más echaba de menos y olvidé al G-4 de mi alma. Pero anoche, día 23, hablando con tres cuartas partes de este grupo llegué a una conclusión: familia es la que tienes, claro, pero también la que eliges.
Esa gente que la vida te va poniendo en el camino y que de repente forman parte de tu columna vertebral, de tu parte más interna. Hay amistades que son como respirar. Y eso me pasa con el G-4. Me explico: si en Nochebuena no tuviera familia, cenaría con ellos.
Todo empezó hace ahora diez años por un concierto que algunas aún quieren olvidar. Por entonces los cuatro (a saber: Karen Safont, Ana Artero, Roberto Marín y yo) cubríamos la información de Vila-real para nuestros medios. La amistad surgió detrás de los micros, las libretas, plenos tostonazos y una gris actualidad local (bostezo). De ahí dimos el salto a empezar a intimar y a las tres cenas, supimos que nuestras reuniones eran vistas con suspicacia.
No les faltaba razón (a los suspicaces). No se salvó ni uno y por el mantel de nuestras cenas pasaron todos para quedar mal retratados. Los que hacían presión para pedir nuestras cabezas a los directores y los que eran (y algunos lo siguen siendo) bastante hijos de puta (con perdón). Lo que pasa es que nosotros lo éramos más.
Hace no sé cuántos veranos se produjo un cambio vital. Al calor de la memoria despertada por la ginebra me levanté del sofá en una de las cumbres del G-4 y me puse frente a ellos. Abrí mi corazón y canté más que la Pantoja. Conté lo que es inconfesable porque todos tenemos un cajón escondido, pero  no en el G-4: a esas reuniones se va a tumba abierta y lo que no cuentas, te lo acaban descubriendo igual.
Las confesiones se enlazaron como un rosario de confidencias y nadie durmió. Y aún seguimos, contando, conociéndonos y con la sensación de que queremos que dure toda la vida. Porque en el G-4 ya no se habla de los demás, sólo se habla de nosotros. Hemos tenido invitados especiales (pocos) como nuestra madrina, querida y admirada María José, la única política que ha venidos a las reuniones, o Olga, ese encanto de mujer.
Cada vez que nos vemos se hace corto y siempre acabamos con la sensación de que la vida nos ha aparcado en este punto del que no queremos movernos. Os lo debía. Feliz Navidad.


lunes, 23 de diciembre de 2013

Fantasmas de Navidad

Detecto que cada vez más gente quiere meter cuchara en esta sección. Me explico: son muchos los que a lo largo de la semana me van insinuando temas, susurrando acontecimientos y enviando mensajes al móvil para que cuente lo que pasa. Y lo que yo digo: que cada uno se monte su columna que yo voy a mi bola, como Carlos Fabra.
La gente es que opina de todo y con una educación exquisita te hace saber por dónde tienes que tirar tus opiniones. Eso no va conmigo, yo sólo recibo órdenes de mi terapeuta (y ni eso). Lo digo por todos los que me han dicho que no vuelva a escribir de Carlos Fabra, lo hago a modo de aviso: ya pueden dejar de leer.
Fabra se despidió como una folclórica indignada esta semana advirtiendo que no sabe si quiera si va a seguir votando al PP. Esto yo lo traduzco en que su hija (Andrea) o su pareja (Esther Pallardó) tienen los días contados dentro del partido, porque parece feo que uno no vote a su partido después de estar media vida en él, pero si en las listas va tu hija, parece más feo todavía.
Con Fabra se nos marcha la portada fácil, el chiste recurrente, la fábrica de titulares y la actualidad galopante (tirando de tópicos). Parecía que no se acababa nunca, pero sí. Se marcha en vísperas de la Lotería y con el aeropuerto en dique seco, su campo de golf endeudado y el Hospital Provincial a punto de privatizarse.
El final de Fabra ha sido como el ‘Los Soprano’, desconcertante. No iba a admitir preguntas, luego sí, dijo lo que quiso (no sé si votaré al PP y no conozco a Javier Moliner) y se piró en medio de la rueda de prensa. Los medios nos quedamos sin saber reaccionar y a mí me costó cinco minutos acordarme de Twitter.
A diferencia de otros años, cuando se integraba en la foto navideña de la Cámara, se apartó y en pocos minutos se marchó con la bomba que había lanzado resonando en las redes sociales y los digitales. El año pasado se despidió con guasa: “les desearía suerte en la Lotería, pero ya saben que siempre me toca a mí”. Este año, ni mu.
De antemano sabíamos que Javier Moliner (alias El Desconocido) no iba a contestar porque nunca ha entrado al quite. Sí lo hizo Alberto Fabra, por aquello del sentido común y bla, bla, bla. Pero poco más.
Todas las familias felices se parecen entre sí, como empezaba Ana Karenina. Fabra ha sido como el familiar que revienta la Nochebuena sacando un trapo sucio y atragantando el turrón a toda la mesa con su portazo furibundo. La crisis se ha apagado con indiferencia, “total, ya no es nadie”, me decían desde dentro del partido, “pero sentó como un tiro”.
Como creo bastante en la ciencia, yo apostaría por un polígrafo para Fabra (alias El Desconocedor) y luego que fueran desfilando sus enemigos íntimos: Vicente Vilar, Colomer y Javier Moliner para comprobar qué hay de verdad en tanto cruce de declaraciones. No caerá esa breva.
Preguntar qué hay de cierto en los rumores de que quería fundar su propio partido o un club de opinión (como Paloma Segrelles pero con dos cejas) para influir en el devenir de la vida política provincial. Porque pensamos que de Fabra lo sabemos casi todo, pero siempre hay preguntas.
Él dijo que ahora se dedicaría a sus negocios privados, con sus hijos. ¿Nos puede decir en qué consisten esos negocios? “Pues no, porque me ‘semaràn’ la idea, como los melones”. También se ha publicado que Fabra se embolsará casi 100.000 euros de finiquito por irse de la Cámara, lo que le ayudará a pagar los más de 1,2 millones de euros que debe a Hacienda (que somos todos, o casi).
Así asistimos al final de una era: con la boca abierta y con los bolis tirando humo contra las libretas. Lo hizo como el señor Scrooge de Dickens, cabreado y mandando hasta el último segundo mientras desaparecía. Lo que no sabe es que él mismo representa los fantasmas de las Navidades pasadas, presentes y futuras. Ya saben: cuando escuchen una campana sonar, tal vez Fabra le haya conseguido las alas a un ángel y luego no se acuerde de él.
Artículo publicado en Las Provincias 23/12/2013

lunes, 16 de diciembre de 2013

Pastores de Belén


Cada territorio tiene sus tradiciones y para eso no hace falta una asignatura: para contar lo que se cuece en la provincia aquí me tienen. Esto lo digo porque en los medios de Castellón hay una gran tradición: acudir en masa a la recepción navideña del presidente de la Generalitat. Por lo que sé en Valencia y Alicante es un acto difuminado, pero aquí somos mucho de reunirnos.

Lo normal sería que acudiese un representante por cada medio. No es el caso. En Castellón acudimos las redacciones enteras y aprovechamos para vernos las caras. Como los pastores de Belén, pues igual. Yo admito que a veces lo he hecho por desayunar una copa de cava, que es una cosa que me gusta bastante, la verdad. Aunque en esas reuniones he sacado exclusivas del tamaño de un diamante de Liz Taylor. Por ejemplo, que a Camps sólo le apetecía cenar hervido en estas fechas ya harto de polvorones. En esa línea.

Pero este año las cosas se han torcido. Ya casi nadie queda en las redacciones y no se sirve cava ni se regalan paraguas de la F1. Alberto Fabra ha decidido cambiar el acto y en lugar de celebrarlo en la sede del Consell en la calle Mayor, el encuentro será en el Grao, en el CdT, alejado de miradas más allá de las palmeras del paseo marítimo. Y encima hay que estar acreditado para brindar con el jefe del Consell. Insólito.

Doy por hecho que se trata de minimizar el impacto de la calle Mayor de la capital rodeada de trabajadores de RTVV protestando y de que alguno se cuele en el acto y muerda a base de pancarta.

Camps se hartó de comidas navideñas y Fabra está hasta el hígado de arrastrar un coro de cabreados detrás. De ahí tal vez los cambios en el área de comunicación del Consell porque, si en algo estamos todos de acuerdo, es que hay veces que la comunicación ha fallado y, pese a la buena intención, la principal institución de nuestra autonomía ha quedado retratada como un sainete.

Eso unido a dos titulares que ha alumbrado el socialismo de la capital esta semana: Fabra dejó más de 50 millones de euros de facturas en el cajón y un urbanismo cuestionado por la Justifica. Vamos, cuestionado no, anulado. El Plan General de Ordenación Urbana ha sido tumbado por el Supremo tras años y años de agonía. Ahora hay que empezar de cero, si bien el actual equipo de gobierno ya estaba trabajando en el asunto.

Lo grave hubiera sido un fallo así en plena fiebre de hormigoneras porque paralizará la concesión de licencias. Hubiera sido el fin del mundo hace años, pero ahora sólo se construyen sueños. Nada de cemento.

Digo que estoy aquí para contar lo que pasa. Pues en un pleno de Benicàssim un concejal de la oposición (Domingo Ferrando) llamó en público idiota a concejala del PP Carolina San Miguel. No contento con eso, al día siguiente dijo que era una definición, no un insulto, lo que le valió la reprobación de sus jefes de Compromís. Estamos en contra de la corrupción y en igual medida deberíamos estar en contra de la estulticia de un cargo público.

Otra cosa, Moliner (Javier) ha anunciado una nueva cumbre de alcaldes para enero con el objetivo de avanzar y rectificar en lo que haga falta. El presidente ha puesto ya en marcha la maquinaria para remar ante la convocatoria de elecciones europeas. Vicent Sales será el encargado de coordinar la campaña y Moliner tirará de kilómetros para ayudar a la causa y quiere que a la cumbre vayan los 135 alcaldes de la provincia pero es muy posible que los del PSPV pasen de la convocatoria.

Hablando de ágapes navideños. Creo que gracias a este espacio son muchos los que han olvidado invitarme este año. Los medios provinciales estamos al loro de uno de los desayunos informativos más emblemáticos: el de la Cámara de Comercio. De momento no hay convocatoria y la Navidad está ya cabalgando con fuerza. Tras la condena, está por ver si Carlos Fabra tiene ánimos de felicitaciones y bromas.

 
Artículo publicado en Las Provincias: 16-12-13

lunes, 2 de diciembre de 2013

Un millón de amigos


Yo quiero tener un millón de amigos y así más fuerte poder cantar... ¿Recuerdan?  Pues eso. Aunque a vistas de lo que dicen los jueces, en vez de cantar, trincar. Carlos Fabra ya no es presunto, la justicia le ha condenado a cuatro años de cárcel que todo apunta a que no pisará. Él ya ha dicho que la cárcel le tendrá que esperar, que no es un mal título para una canción de Sabina.

La novedad es la condena, el resto ha seguido el guion establecido y que los periodistas de Castellón nos sabemos al dedillo: primero la noticia judicial, luego su explicación, el tercer paso siempre es el anuncio de Anticorrupción de presentar recurso y, por último, los apoyos que recibe Fabra.

Porque los sigue teniendo. Hay fabrismo para rato. Aunque el más contundente en aquello de “hay que cumplir las sentencias” ha sido Alberto Fabra, lo cierto es que días antes de comenzar el juicio se dejaba fotografiar dándole un abrazo (cuestión personal, dijeron). Cospedal ha dicho que no es una sentencia firme, los empresarios levantan los hombros como a un niño de nueve años que no se sabe la tabla del nueve y el millón de amigos, sigue estando.

Las grandes empresas y fortunas siguen estando. Los alcaldes, concejales y vicepresidentes de la Diputación, los senadores, algunos condenados ya antes, colectivos sociales, hasta los periodistas acudimos en masa como los pastores de Belén a cubrir su rueda de prensa… Fabra ha sabido ser el ADN de la sociedad cívica durante lustros y eso no se borra de un día para otro.

Decían los medios nacionales en sus directos tras la rueda de prensa que “Fabra nos ha contestado, no le han gustado nuestras preguntas”. Inocentes. No saben que a Fabra “se la trae al pairo” hasta lo que diga el New York Times, imagínense una pregunta de un pobre redactor de Cuatro.

Hace poco ayudé a una compañera de un medio nacional a documentarse sobre el ‘caso Fabra’ y acabó tirando la toalla porque no encontró a nadie que le hablara mal de Carlos Fabra (salvo a políticos de la oposición). Y no es por miedo, como muchos piensan (igual un poco sí), más bien es por respeto y agradecimiento. Como él dijo (y fue difundido por un compañero ‘traidor’) “yo no sé la de gente que habré colocado estos años”.

Hay que ser franco, siendo líder del PP consiguió que hasta Rajoy dijera que era un ciudadano ejemplar y el apoyo vino con las aguas revueltas del PP y Esperanza Aguirre y Juan Costa preparando el asalto a la cúpula nacional. Yo te ayudo y tú me ayudas.

Todo cuestiones personales pero Hacienda somos todos y el no robarás está en los mandamientos, que yo sepa. Porque Fabra es la nueva Lola Flores de la provincia y su mujer (exmujer, o sea) la Pantoja sin patillas de la historia. Porque a Mampa también le han caído dos años de trena y la estrategia pasa ahora por decir que los delitos han prescrito, no que no se cometieran. El colmo.

Carlos Fabra sigue teniendo apoyos por doquier y sé de muchos que en privado le han mostrado su cariño estos días vía mensaje y llamadas, aunque en público se mantengan fríos como el mes de diciembre. Una de sus más grandes colaboradoras durante años y firmante del indulto a Hernández Mateo (otra movida) me decía que “estaría bueno que Carlos entrara en la cárcel mientras salen etarras a la calle”. Sin comentarios.

Ya ven que no he usado ni un chiste de la Lotería ni del aeropuerto. Eso está todo dicho ya por otros. Queda Fabra para rato y amigos con los que brindar con Moet y al que no le guste, “ajo, agua y resina”, como dijo el otrora presidente de la Diputación. Seguirá en la Cámara de Comercio y en el Puerto hasta que quiera, lo demás son tonterías y del PP se ha dado de baja por no martirizar a su hija Andrea y no entorpecer más su carrera (es un decir) política.

Han pasado más cosas, la conmoción del cierre de RTVV, que el Gobierno mantendrá una tasa al sector azulejero, que Compromís ha apoyado al PP en los presupuestos de la Diputación… Pero la carne es débil y Fabra ha acabado ganando hasta a Berlusconi.
 
Artículo publicado en Las Provincias 2-12-2013

 

 

lunes, 18 de noviembre de 2013

El efecto disfraz

Hablando de todo un poco, Castellón siempre ha sido como el último de la fila (literalmente, no musicalmente). Como los agravios que últimamente vienen de la hirsuta mano de Cospedal a la Comunitat pero en modo casero. Todos los complejos se deben a dos cosas: la percepción superior del resto (elemento exógeno) y la propia visión de uno mismo (elemento interno).
En la provincia se cumplen los dos: no tenemos inversiones, ni grandes proyectos en épocas de bonanza, ni menos en periodo de vacas flacas.
Si hay un elemento que pueda explicar la capacidad de penetrar de Carlos Fabra entre el electorado fue sin duda el hecho de que llevó la bandera de Castellón y la plantó en los morros de quien fuera. Una estrategia que Alberto Fabra llevó hasta hace poco como emblema pero los 60 kilómetros que separan Valencia de Castellón se agrandan por momentos.
Otra reflexión: si el PP en la Comunitat ha ido colgándose medallas a modo de triunfo en las urnas en los últimos años ha sido por saber asumir el sentimiento valenciano. Eso tan inefable que son las señas de identidad. Y no hablo de RTTV ni al tijeretazo en el himno (o no sólo eso). Me refiero a que algo grave debe estar pasando en el Palau de la Generalitat para que se acumulen errores de bulto tan grandes en tan poco tiempo.
Me refiero al monumental cabreo que tiene el sector de las gaiatas en Castellón después de que Les Corts aprobara una rebaja del IVA pero sólo para Fallas y Fogueres. L’esclat de llum sense foc ni fum siempre ha sido la hermana pobre de las fiestas de la Comunitat y en ello sigue. No cabe duda que el Consell rectificará pero, ¿era necesario el agravio?
Estos ojos que un día se comerá la tierra todavía recuerdan cuando el entonces alcalde de la capital inauguró lo que en Castellón enseguida empezó a llamarse el efecto disfraz. Alberto Fabra rompía todos los moldes asistiendo a la Ofrena a la Lledonera vestido de setí, el traje típico de Castellón, mucho antes de que Esperanza Aguirre se vistiera de chulapa en campaña electoral.
Fabra no se perdía ni una presentación de gaiata y le cogió al gusto al ‘donde fueres, haz lo que vieres’ porque acudía a Castalia vestido con el equipaje del Castellón y se dejaba fotografiar en traje de baño por una buena causa. Eran otros tiempos, vale. Entonces Fabra publicó una biografía (que guardo como oro en paño) y escribía un blog personal con reflexiones al nivel Isabel Preysler (recuerdo la entrada en la que explicaba lo bonito que era ver llover en Castellón, y así).
Ahora la afición albinegra tira pestes de Fabra por no haber mostrado ni un guiño cuando ha estado a punto de desaparecer el histórico club mientras el Consell apoyaba al Valencia, la falta de amparo al parany (pese a hacerse mil fotos con los cazadores en campaña) y la gaiata ha venido ha colmar el vaso del desamor.
Y lo peor es que cualquier concejal de pueblo no acumularía tantas erradas de tiro en tan poco tiempo. Fue Joan Ignasi Pla (pobre) quien se disculpó ante los medios por no poder quedarse “a la cremà de les gaiates”. Desde entonces, no se recuerda tanta ausencia de cariño de un político a la provincia. La incredulidad es tan grande que el ‘món de la festa’ quiere pensar que es cosa de los asesores del presidente.
Es como si Rita Barberá se hiciera ministra y no defendiera las Fallas, para que me entiendan. Hay dos lenguajes distintos: el de Valencia, y el de Castellón y lo curioso es que sigue siendo esta provincia la más leal al presidente en apoyos políticos. La Diputación aprobaba por unanimidad prohibir el fraking (ya bastante ha habido con el Castor) para que el pleno de Les Corts no lo apoye y yo me pregunto ¿para qué están los diputados del PP castellonense a parte de para enviar mensajes para que todos los afiliados voten en encuestas de medios de comunicación?
Ni siquiera la movida de las listas electorales del PP (que ya se escucha por los rincones) podría generar tanta grieta. Los 60 kilómetros que separan las provincias son como las cinco farolas de Concha Piquer, una distancia eterna. Como de aquí a la luna.

Artículo publicado en Las Provincias, 18 noviembre 2013

lunes, 11 de noviembre de 2013

Echo de menos el diazepam con vino

Echo de menos despertarme un domingo sin que suene el despertador, con la espalda dolorida de tanto sueño, los ojos hinchados y el cuerpo harto de cama. Aguantar toda la mañana con el pijama puesto y vaguear del sofá al sillón, releyendo revistas y mirando sin ver la tele.
Echo de menos aquellas cenas que acababan con un diazepam y una copa de vino, por delante había cuatro días libres y el primero era sólo para pensar en los otros tres. Levantarme con la sensación de una resaca golpeando mis sienes, la cabeza atontada y la ausencia de responsabilidad.
Echo de menos el dedicar una tarde entera a Hugo y Lucía y que me agoten con sus juegos. Dedicar una tarde entera a callejear con el frío esmaltando las manos, con el abrazo de un abrigo. O una noche entera de fiesta, entera, perdiendo el control bajo la ginebra y el calor en un verano. O pasar una tarde en la playa, entera.
Echo de menos ir al cine sin tener el móvil en la mano, por si acaso. Ahora hasta he pactado con mi particular Teniente O’Neil tener el teléfono cerca entre las pesas, también por si acaso. Al resto, si están pendientes del móvil, les obliga a diez flexiones extras. Privilegios de ir con un volante del terapeuta.
Echo de menos organizar de repente un viaje con Sara. Sin importar mucho el destino ni el hotel: el objetivo era huir y si podía ser en avión, mejor. Hasta extraño un desayuno a las 12.00 con churros y chocolate, que en realidad no me gustan, pero forman parte del ritual.
Echo de menos ir a comprar gangas con Sonia para acabar comprando cosas absurdas y hacer de ‘groupie’ de Miguel fuera donde fuese. Organizar cenas, ver la trilogía del padrino de golpe, en versión original y con tabaco cerca. Hace tiempo que no tengo tres horas seguidas para leer. Miento. Cuando las tengo me quedan mil cosas por hacer y renuncio a los libros salvo los diez minutos antes de dormir. Dicho sea de paso, extraño a Almudena.
El tiempo que hace que no preparo una cena de postres o un día de falsa Navidad con los amigos. Las llamadas de teléfono que duran horas, las visitas de Bea. Pasar la tarde en el mirador, como un coche aparcado, que decía Martín Gaite. Echo de menos sentarme en una hamaca para destripar sin piedad con mis padres y ver a Isa y Nando hacer la siesta en el césped.
Y no lo voy a negar, qué coño, hasta echo de menos tu voz, tu forma de preparar una cena a base de desayunos, con tostadas y cereales, de elegir planes. Tus mensajes y hasta tus defectos, la toalla tirada en el baño, los chistes sin gracia que me hacían escapar la risa.
Y entre medias, la vida está como una botella de agua con gas con el tapón perdido, respirando burbujas que no volverán.
Pero lo que más echo de menos es el porvenir.

lunes, 4 de noviembre de 2013

A sangre fría

La indignación, como la alegría, va por barrios. Como la ignominia, la frivolidad o la ausencia de empatía. Perdonen que abandone esta semana el tono humorístico pero no tengo la conciencia para chistes porque hay cosas que te sacuden por dentro y el periodista a veces, de tanto acercarse al dolor, acaba salpicado.
Que se lo digan a cualquiera de los periodistas que deben cubrir un suceso. Por momentos, la sangre te hierve en busca de los datos, sangre latiendo para encontrar explicación a otras trazas de sangre derramada. A nadie le gusta arañar entre la basura, pero la actualidad es la que es y el oficio, casi una religión a veces. En el momento de la búsqueda el periodista coloca barreras hasta que una vez cerrada la crónica, vuelva a ser un humano. Es como leer ‘A sangre fría’ que te atrae y repele a la vez.
Los psicópatas se caracterizan por una ausencia total de empatía y el periodismo a veces tiene muchas porciones de ansiolítico. Yo he tomado tantas dosis que la anestesia me sabe a helado de pistacho. Lo espeluznante es cuando ves esos rasgos psicóticos en toda una sociedad, en grupo, en manada.
Me refiero a la conferencia en la UJI  (voy a ser amable) de Juan Ramón Rodríguez, condenado por colaboración con ETA, amparada en la libertad de expresión. Ver las portadas de periódicos con fotos del sujeto (sigo con la cortesía) sonriendo en vísperas de Todos los Santos me revuelve la conciencia.
El rector de la UJI, Vicent Climent, un tipo extremadamente eficaz y coherente trató de impedir el acto, que al final se celebró porque el tal Rodríguez iba a hablar de canciones o algo así. Lo hacía como integrante de un grupo de rock, no para hablar de ETA. Es la suerte de un estado tan garantista como el nuestro.
Pero las opiniones son libres a diferencia de los perseguidos por la banda terrorista. Es libre, como no lo han sido los  asesinados. Los bebés, las madres, los cuñados y primos que ya no tienen libertad, ni pueden tocar en ningún grupo. Pero eso da igual. Hay que respetar la libertad de expresión.
Pero casi lo peor de todo fue que los propios estudiantes a través de un comunicado (estoy muy benevolente, lo sé) quisieran dar una lección de periodismo a todos. A cuatro cabeceras, a las agencias de noticias. Todo el mundo se equivocaba. Cogiéndosela con papel de fumar, que es muy parecido al de un rotativo, matizaban que ese señor ya había cumplido su deuda, que no se habló de ETA y que ellos son la representación de los estudiantes.
Cuando uno tiene que explicar tanto la verdad, mal vamos. Como los que son más benevolentes con una dictadura de izquierdas. Los hay que incluso niegan el Holocausto y curas que culpan a los niños de provocar los abusos.
La sociedad, la inmensa mayoría, mucho más numerosa que un grupo de estudiantes, suele saber diferenciar a las claras entre víctima y verdugo. No olvida a las víctimas del dolor, aunque a veces lo parezca porque toda empatía tiene un límite.
Decía yo que no voy a utilizar el humor porque un problema está socialmente superado cuando se permite bromear sobre él. Hagan la prueba. Todos jugamos con las reglas del juego que nos hemos impuesto y siempre me provocará una sonrisa aquellos que usan el Estado de Derecho y la democracia en su beneficio a cambio de criticar el modelo democrático.
La culpa no es de ellos, es de los medios. Pasa en todas las películas, que los periodistas son los malos, salvo algunas en que el periodista cubre guerras o hace caer gobiernos. Los que nos quedamos en impertinentes somos sensacionalistas, que alguna vez lo somos, para qué negarlo.
Pero el periodista medio distingue entre el bien y el mal. Aunque a veces nos tengamos que sentar en medio del drama y la sangre para luego contarlo dentro de la subjetividad lógica, ya no marcada por ideologías, sino por los valores universales como la bondad. Nuestro trabajo, ya digo, es acercarnos a veces a la basura y al horror, a lo incomprensible.
Artículo publicado en Las Provincias el 4 de noviembre de 2013

miércoles, 30 de octubre de 2013

Yo nunca me he acostado con usted (que recuerde)

Yo no me he acostado con usted. Al menos que recuerde porque todos tenemos un pasado y yo hay noches y camas que he olvidado. Lo digo porque no sé usted de dónde se ha sacado que yo, después de echar un polvo, tenga ganas de charleta.
Sí entiendo su libertad de expresión, como yo tengo la mía, que la defiendo a ultranza siempre, porque me va en la profesión, en mi adn de periodista. Pero déjeme que le cuente algo. No es el primero que trata de hacerme daño de una manera soez. Usted apenas sabe de mí, pero yo tengo a las espaldas bastantes años de curro en esto y varios políticos de esta provincia han movido hilos para que me echaran de mi puesto de trabajo. He tenido enfrentamientos con alcaldes, directores generales, asesores, concejales, cargos públicos importantes, de los que más.
Y de todos los colores políticos, le diré. Ya es raro que te vete un político del Bloc, pero a mí también me ha pasado, que lo sepa. Podría saberlo sólo con leerme en el periódico en el que ahora vivo, donde tengo una columna de media página de opinión todos los lunes. Sé que su economía no está muy boyante porque le han cortado el grifo, pero vale poco más de un euro, de verdad, y escribo muy bien.
Y ya es raro que no lo sepa. Con lo muchísimo que he escrito sobre la ejecutiva en la que usted está. Años, creo. Y me refiero a la familia socialista de Castellón donde tengo grandes amigos. Profesionales dignos a los que aprecio. Cualquiera que es alguien ha hablado conmigo alguna vez, si no lo hemos hecho, ya sabe por qué: debe usted ser nadie.
Tampoco sabrá que conozco a todos los viñetistas que trabajan en periódicos y que hacen obras de arte. Porque eso es un género de mi oficio. A usted nadie le conoce. Lo que más me ha molestado es que usted por cobardía se meta conmigo y no dispare a los de arriba. Sí le conocen, en cambio, muchos de sus compañeros de partido. Ninguno me ha hablado bien de usted. Ninguno. Le repito, ninguno. No reproduzco lo que me han contado porque no somos iguales. Sí le digo que yo puedo hablar cuando quiera con la máxima autoridad de su partido, usted no creo.
Usted puede llamar a la redacción de cualquier periódico, radio, televisión o medio digital y le dirán quién soy. En mi culo pelado de crónicas acumulo cagadas históricas y algún acierto. Pero resulta que ese es mi talento: el periodismo. Ahora acumulo jornadas de 15, 16 y 18 horas por cumplir con mis trabajos: cubrir la información de toda la provincia para uno de los principales periódicos de la Comunitat y, además, gestionar parte de la comunicación del Ayuntamiento de Onda, a través de redes sociales o de todo lo que mis compañeros necesiten. Es uno de mis grandes defectos: volcarme en todos los trabajos.
Ese debe ser mi pecado. En realidad es otro. Tal vez haya sido defender su medio de comunicación siempre y a los profesionales que usted tiene contratados, siempre. ¿Lo ha escuchado? Siempre.
Por último, ¿sabe una cosa? Todos los políticos que me han intentado echar de un trabajo han acabado cayendo. Algunos les he podido ver sentados en un banquillo (y contarlo) y otros derrotados por las urnas. Podría ser su caso aunque como nunca ha llegado a nada, no creo que pueda caer.
Me despido con una disculpa, querido, por si lo nuestro fue un polvo rápido en  un mal momento y no estuve a la altura. Todos hemos tenido un gatillazo o una etapa de eyaculación precoz. Lo lamento. Lo que sí le diré es que en la semana en que usted hace referencia en su viñeta no pude follar, básicamente por falta de tiempo.
Compañeros, muchos ya lo sabéis porque me habéis llamado. Quien quiera saber, tenéis mi móvil y mil formas de contactar conmigo.

lunes, 28 de octubre de 2013

La riqueza puede ser indecente


Si usted es de esas personas que se mosquean con el típico amigo que nunca lleva dinero suelto a la hora de pagar, o por que le debe su parte de un regalo, le va a interesar este artículo. Empiezo de esta forma tan misteriosa porque la ocasión lo merece. Porque el juicio a Carlos Fabra está a punto de acabar y de lo escuchado esta semana sigo asombrado, o sea.
Porque por lo relatado por los peritos de Hacienda y por los que el propio Fabra ha contratado para defender sus cuentas da vértigo. 81 cuentas de la familia, 17.000 movimientos investigados, 9,5 millones de euros (sí, sí, 9,5 millones) en ingresos en seis años, además 3,2 millones sin justificar, el chófer llevando sobres a ventanillas y directores de banco, 24 créditos, gastos superiores a los 6.000 euros en casinos de Marbella…
Dicho lo cual me sorprende que a los Fabra les preocupara que su hijo Borja no tuviera trabajo y que el propio Fabra se declarara hace poco simpatizante de los indignados porque el vástago estaba en paro. Me sorprende también que con ese nivelón Andrea Fabra siga cobrando el suplemento de 1.800 euros al mes por residir fuera de Madrid (es diputada por Castellón) pese a que vive en la capital de España, ya son ganas de dar que hablar (y cometer una estafa, permitida, pero estafa).
Su defensa dijo que era notorio que Fabra siempre llevaba dinero en el bolsillo. Mucho, se entiende. No las monedas sueltas que llevamos los periodistas para sacarnos un café en la maquinita de la Audiencia. Hace años, cuando el tema de los premios de Lotería estaban en pleno auge, uno de sus colaboradores me dijo que no, que Fabra gastaba mucho en juego y que él le había visto comprar todos los décimos que llevaba una lotera encima en Segorbe.
No me sirvió de consuelo, yo por no gastar siempre disimulo cuando llega la Navidad y el personal te insiste en comprar papeletas. Todo esto lo cuento porque la riqueza puede ser indecente, pero ser rico no es delito, pero sí una dolor estético y más en un cargo público. ¿Puede un señor recibir ingresos millonarios en efectivo y a la vez gestionar la vida pública de toda una provincia?
El asunto canta tanto que ni su abogado, Javier Boix, sabía por donde tirar ante dos titanes como resultaron ser los inspectores de Hacienda. Boix ya consiguió que se anularan las escuchas del caso Naseiro, también jugó bien las cartas en el caso de los trajes de Camps, pero en el grueso del caso Fabra ha flojeado porque, en realidad, había poco que hacer. Sin quererlo, el letrado dio pie al titular de la última jornada de juicio previa a las conclusiones: las operaciones de la familia Fabra son “de manual” en el blanqueo de dinero negro, como dijo el técnico Conrado Caviró.
No hay que olvidar que la Fiscalía pide ocho años de cárcel a Fabra por estos delitos y seis para su mujer, Desamparados Fernández. Los otros delitos, el cohecho y el tráfico de influencias, parece que son imposibles de demostrar. Por si acaso, las defensas ya han pedido rebajas en la pena por atenuantes tales como lo larga que ha sido la investigación.
Cambiando de tema, por cierto, el aeropuerto tiene goteras. Llegados a este punto creo que la solución es que venga uno de esos programas de Divinity que se dedica a convertir chabolas en casoplones a base de reformas. Sería una solución ante este invierno que no llega. A ver quien es el guapo que se resiste al titular de que el aeropuerto más famoso del mundo está inaugurado, sin aviones, pero con humedades.
Otro símbolo de la provincia es el de la estatua que inauguraron 30 políticos. Del artista Ripollés, (lógico) cayó por rachas de viento y ahí sigue, partida en dos en medio de una rotonda. Fue a principios de año y los seguros no se ponen de acuerdo para volver a levantar las toneladas de hierro que, por cierto, se dedicaba a las víctimas del terrorismo. No es mala metáfora para digerir lo que ha pasado esta semana con la liberación de etarras, la verdad.
Artículo publicado en Las Provincias el 28 octubre 2013

lunes, 21 de octubre de 2013

La amnesia fingida

Vísperas de mucho, días de nada. O algo así. Dirás que después de una semana en la que todo pasaba por Castellón, ahora se ha trasladado el foco a otras provincias y el aburrimiento acapara la vida con las cosas de siempre. Menos mal que el ‘Hola’ atestigua la boda Porcelanosa (a la vez que se agota en la provincia) porque si no, todo quedaría en un sueño.
Es un alivio que la Comunitat sigue tirando de glamour y haya decidido presentar a Cristina Tárrega como referente de la autonomía, que no es poco. Yo me quejo porque puestos a rascar, hay otros famosos castellonenses que también están a la altura de la sin par Cristina. Sólo hay que ver la nueva edición del teatrito ‘Quien quiere casarse con mi hijo’, que fabrica famosos en cinco semanas, y entre cuyos aspirantes hay varios de Castellón e incluso uno de ellos posa con una camiseta del ‘Aeroport de Castelló’. Ese es el nivel.
Por cierto que el aeropuerto ha dado un paso al frente, y no me refiero a la externalización del servicio, sino a la imagen. Hasta ahora si uno entraba en la web se encontraba con todo tipo de detalles, desde la inauguración a recortes de prensa. De eso ya no queda nada. El dominio sigue registrado pero sin apenas contenido, un vuelco cibernético que representa lo que ahora es: nada.
Esta semana el PP de Castellón ha seguido sumergido en el conflicto del proyecto Castor. Siempre he defendido que las personas tienen derecho a cambiar de opinión (qué aburrimiento, si no) pero una cosa es eso y otra, la amnesia fingida. Me explico: todo apunta a que el proyecto Castor fue un ‘regalo’ del Gobierno Zapatero a la firma de  Florentino Pérez dadas las condiciones que se pactaron, pero de eso hace ya tiempo, y quien acabó de otorgar los permisos fue el Ejecutivo de Rajoy.
De ahí que no valga de nada atacar al socialismo como cuna de las siete plagas en Castellón. Los terremotos se han relajado (o eso parece) pero más que lava han sacado a la luz las vergüenzas del sistema energético español. Hasta en el gas había burbuja económica alimentada por las facturas de todos nosotros.
Varios empresarios de la provincia han estado alertando de lo que implica el proyecto Castor: más costes a repartir y un elemento innecesario.
La amnesia, ya digo, hay veces que uno no se la cree. Como en la mayoría de los que testifican en el juicio a Carlos Fabra. Esta semana hubo una testigo que incluso negó conocer a una de las imputadas para luego desdecirse tras preguntarle el fiscal cómo era posible que si no la conocía, abriese su tienda un día festivo para ella. “Ahora lo recuerdo”, dijo tan pancha.
Como el propio Juan Costa que negó ser amigo de Fabra por un “le tengo respeto profesional”. Pues vaya, a ver quién luchó para que fuera ministro y quien trabajó con Andrea Fabra. Los Costa y los Fabra se conocen de siempre y el ahora juzgado siempre ha aupado a ambos hermanos a lo más alto.
El juicio hay momentos que suena a choteo, la verdad. No lo digo yo, lo dice todo el que se pasa un día por el juzgado. A veces hasta a Fabra le entra la risa. La parte buena es que ha llegado una fiscal nueva que trata de saber con su principal arma: las preguntas.
A todo esto la patronal cerámica ha celebrado elecciones y ha elegido a Isidro Zarzoso, industrial histórico de Castellón, como nuevo presidente. Por delante le queda una lucha inmensa: pelear por hacer entender al Gobierno que no es viable el aumento de costes energéticos a no ser que quieran laminar una de las principales industrias de la Comunitat e Italia, e incluso China y Brasil, ganen la partida. No sería raro, ya ha pasado con el calzado, el textil y tantas y tantas industrias de la Comunitat que se han quedado en un recuerdo y un suspiro constante de lo que fuimos.
Es una de las principales diferencias dentro del mundo empresarial nacional. Los hay que tratan de producir y generar puestos de trabajo contra viento y marea y otros buscan beneficios amparados por legislaciones abusivas, como ha pasado en el Castor.

lunes, 14 de octubre de 2013

Alfombra roja

Si hay algo que me guste de verdad es contar lo que no se ve, las tripas de los actos a los que acudo. Una cosa es la crónica oficial de los hechos y, otra, estar entre fogones bien sea en el juicio a Carlos Fabra, en la boda de María Colonques o pisando sobre terremotos en Vinaròs.
Durante muchos años he sostenido que en Castellón siempre pasa nada, pero los hechos me desmienten y mi portátil y mi moleskine me están pidiendo a gritos un día libre porque no dan abasto. Por partes.
El juicio a Fabra se ha convertido en un paseo en barca. Como suele pasar, tras la expectación de los primeros días, ahora a las vistas ya acudimos los de siempre, los periodistas que siempre hemos cubierto la actualidad política en la provincia. A Fabra se le está allanado el camino porque hasta el momento nadie recuerda nada y, los que tiran de memoria, refuerzan su defensa.
A ello se le une que la acusación popular a veces llama a declarar a testigos a los que luego no interroga y que el fiscal pregunta poco. Sólo la abogada del Estado muerde un poco, demostrando a veces cierto hartazgo de los “no recuerdo” o “no le puedo decir”. Los hay absurdos, como una testigo que daba igual lo que le preguntaran. Ella sólo respondía “es que yo soy asesora parlamentaria, eso no entraba en mis funciones”. A veces parece que no recuerden ni su nombre.
De ahí que los recesos del juicio sean un filón ya que los periodistas nos mezclamos con los imputados en el baño, en los pasillos, en la cafetería o en el ascensor. El viernes, por ejemplo, mientras Carlos Fabra compartía confidencias con Víctor Campos, su exmujer, Mampa, aprovechaba para tomarse un cortado en la mesa contigua a la mía. En la otra, Montserrat Vives con su abogado y en otra, Javier Boix y su hija.
La exmujer de Fabra está tranquila y acude todos los días ante el juez como quien pasea por la alfombra roja. Siempre impecablemente vestida y recién salida de la peluquería con una educación extrema y saluda a los medios con una sonrisa y se disculpa cuando, por ejemplo, impide el paso a alguna cámara. Las cosas se han relajado tanto que la Guardia Civil estuvo a punto de introducir al esposado Vicente Vilar por error en la sala de prensa, que está al lado de donde se desarrolla el juicio.
El juicio está siendo lo esperado y sólo la parte de los delitos fiscales pueden deparar alguna sorpresa porque hasta el momento, del tráfico de influencias y del cohecho, ni una declaración que lo atestigüe.
Del juicio a Fabra a la boda del año y con la acreditación al cuello. El viernes la localidad de Vila-real se echó a la calle para ver el desfile de famoseo por la alfombra roja. No era para menos, se casaba María Colonques en una boda de cuento de hadas en la iglesia Arciprestal. Imaginaba gente a las puertas del templo, pero no tanta. Es curioso que actos sociales muevan a más gente que cualquier manifestación por los recortes, por ejemplo.
La familia de Porcelanosa reservó un espacio para los medios y estuvo atenta a todas las necesidades de los periodistas, desde chivar modistos a nombres de invitados. La firma de azulejos no sólo es líder mundial por su calidad y diseños, sino por cuidar los detalles hasta el extremo.
Los medios, a las puertas de la iglesia, sabíamos que algún famoso se aproximaba por los vítores que se escuchaban a lo lejos. La euforia popular se desataba con gritos de ‘guapa’ a la duquesa de Alba (no miento) y el rumor de ‘qué delgada’ al paso de Isabel Preysler y todos sus hijos. La ceremonia era por la noche, de ahí la ausencia de tocados y la llegada de vestidos de fiesta. Si los Globos de Oro son un anticipo de los Oscars, lo del viernes fue un anticipo de cualquier boda real.
Invitados con vestidos escoceses, toreros, alta sociedad mezclada con gente de Vila-real de toda la vida porque tanto los Colonques como los Soriano nunca han dejado de tener los pies en el suelo y manejan su imperio desde la sencillez.
El pueblo llano reclamaba a los medios que nos fuéramos para ampliar el campo de visión y sólo lanzaban cariños a Jesús Mariñas, que se enfrentaba al resto de medios para que nadie le tocara, mientras el resto nos agachábamos para que los fotógrafos tuvieran el mejor encuadre. Despedimos conexión.
Artículo publicado el 14 octubre 2013 en Las Provincias

miércoles, 9 de octubre de 2013

La denuncia falsa

Dedicado a los compañeros que por la crisis deberían estar cubriendo el juicio
 y no han podido hacerlo
 
Y Carlos Fabra se sentó en el banquillo. Durante años, diez concretamente, las agendas del periodismo provincial han estado marcadas por lo que al final ha pasado esta semana, que el juicio al exlíder del PP de Castellón comenzara y lo ha hecho sin defraudar, como siempre ha sido desde el inicio de este rocambolesco caso.
Pero el gran protagonista ha sido el hombre que destapara el caso, Vicente Vilar, quien denunció que Fabra le cobraba cantidades millonarias a cambio de interceder en favor de sus empresas. Lo hizo con pruebas, documentos y una puesta en escena agresiva, dando entrevistas a destajo y con un discurso combativo.
Ahora el de Artana ha decidido recular. La ficción se empeña en parecerse al caso Fabra, porque también en la segunda entrega de ‘El Padrino’ ocurre algo semejante, cuando Michael Corleone está acusado de ser el capo de la Mafia en Nueva York y en el último momento, el único testigo, Frankie Pentangeli, se desdice por honor ante un tribunal descolocado.
Más tarde, Pentangeli acaba por suicidarse en la bañera en una brillante escena que se convierte en una de las mayores explicaciones de cómo funciona la Mafia y el honor: la inmolación como pago a la traición que se remonta a la primera civilización romana. Mientras Corleone va cayendo en un infierno del que no podrá salir y sus ojos se van enlutando de manera paralela a cómo debe ordenar matar a su hermano, por ejemplo.
El cambio de versión de Vilar ha creado un nudo en la acusación de tráfico de influencias y cohecho y todo apunta a que detrás puede estar el hecho de que le queda muy poco para disfrutar del tercer grado. Si acusa a Fabra, se acusa a él y en seis años entre rejas ha tenido mucho tiempo para pensar.
Pero ya me advierten algunos abogados del caso Fabra. Una vez termine el proceso, se presentará una denuncia contra Vilar por denuncia falsa. Mientras, a mí siempre me quedará la sensación de que sólo nos hemos enterado de una décima parte de todo lo que subyace en este caso porque mucha gente habla y cuenta, todo el mundo sabe, pero nadie tiene pruebas.
El caso Fabra es casi milimétrico en muchos aspectos a otros grandes juicios. El papel de las mujeres, en concreto de la exesposa de Fabra, por ejemplo. Ella afirma que dio un poder a su marido en los años 80 y que no se enteraba de nada. Como la infanta Cristina, Ana Mato o Isabel Pantoja.
Debe ser que procedo de un entorno de mujeres muy avispadas que pasan cuenta de todo y recuerdan quién les ingresa dinero en sus cuentas. El resto recordamos con exactitud hasta la primera nómina y la única correspondencia que recibimos son facturas de la luz y de la hipoteca, unos raros vaya.
La tercera imputada, Montserrat Vives, apareció en el juicio para asegurar que en su empresa todo el mundo sabía hacer su firma y por eso no era capaz de asegurar que una carta enviada a José María Aznar estuviera rubricada por ella. Su abogado me explica que Vives no puede comprarse ropa y llegó con el mismo traje que guarda desde hace años, cuando se llevaban los trajes azules con rayas blancas.
Aseguran que la exesposa de Vilar vive de la caridad y su declaración no se apartó de lo que siempre ha dicho: que es una víctima en manos de su exmarido.
Y luego está Miguel Prim, un exsenador al que nadie recordaría si no fuera por su imputación y que la UCE ha conseguido llevar al banquillo. Un hombre técnico que aportó la declaración más clara frente a la levedad del fiscal, que resumió en 40 minutos los diez años de investigación a Carlos Fabra.
Sin embargo, la acusación ya recuerda que “por una declaración no se imputa a nadie, ha habido detrás una investigación con pruebas e indicios”.
Al juicio hay añadirle unas gotas de circo, como suele pasar en estos casos. Vilar ya acudió al juicio por violación con una novia rumana a la que exhibió y en su declaración no dejó de introducir elementos como “es que Carlos y Mampa siempre estaban viviendo crisis matrimoniales” o “el problema, señor juez, es que yo me fui con una brasileña y se armó una ensalada en mi familia” como justificación a todo el proceso.
Ahora todo se centrará en los delitos fiscales del matrimonio Fabra porque el tráfico de influencias y el cohecho son muy difíciles de demostrar. Y luego, una vez se sepa la sentencia, vendrán los recursos. Hay juicio para rato y testigos para aburrir pero la gran sensación que ya reina es que todo acabará en nada. Habrá que esperar.
 
Artículo publicado en Las Provincias el 7 octubre 2013

miércoles, 25 de septiembre de 2013

El dolor que no cesa


En todas las vidas hay una cuota de dolor. Aunque ahora no lo entiendas, ese es el camino. Atravesarlo. Y tardará años en pasar porque cada vez que te venga a la memoria, será como el primer día. Como una quemadura perenne sobre la piel.

El dolor de verdad es inefable. Sonreirás, hablarás, caminarás. Volverás a trabajar, te interesarás por las mismas cosas, volverás a la vida pero será todo una ilusión, nunca volverás a vivir igual, con aquella inconsciencia del pasado. Y, ante eso, yo poco puedo hacer.

Se lo soltó de golpe. Con aquella voz grave que tanta seguridad aportaba a sus movimientos circulares sobre una hoja en blanco. Y acabó soltando el bolígrafo, dando un golpe en la mesa y juntando las manos, como una palmada en silencio.

Fue entonces cuando la mujer encendió un pitillo y cruzó las piernas de nuevo mientras se fijaba en una carrera en sus medias, en lo desgastado del tacón de su zapato.

Era la primera vez que unas palabras le cruzaban el cerebro. La primera vez que alguien le decía lo que quería escuchar, lo que debía escuchar. Nada de ‘tendrás que superarlo’, nada de darse prisas en animarse, de salir a cenar: podía regodearse en el sufrimiento y aceptarlo como la única realidad que le quedaba.

Aquella sesión con el terapeuta era la primera que estallaba en sus resortes. Nada de infancia, nada de familia ni de hablar de sexo: el dolor es inefable, no se puede explicar. Ya podía dejar de sentirse culpable por no poder superar su muerte, por estar triste, por no creer lo que pasaba.

Sólo sabiendo que el dolor era lo único que le quedaba de ahora en adelante podía empezar a sentirlo. Y en aquel momento, el alivio fue más grande que su sufrimiento.

 

 

 

lunes, 23 de septiembre de 2013

Pamelas, tocados y dos bodas


Me había prometido a mí mismo no escribir en un tiempo del aeropuerto de Castellón por aquello de no estar encasillado. Más o menos como los actores que triunfan en una comedia televisiva y se lanzan al drama por compensar. Soy el Jim Carrey del periodismo (o Lina Morgan, como quieran).

Pero yo soy muy falso conmigo mismo, la verdad. Llegados a este punto lo haré rápido: al final el aeropuerto nos cuesta a todos 120 millones de euros. Lo que no iba a costar nada, al final nos cuesta una pasta. Y eso que falta por saber lo precio de los terrenos, los infinitos anuncios que promocionaban el aeropuerto, las ferias turísticas, los sueldos de Aerocas…

Menos mal que el Consell se ha apresurado a recordar que en 2003 ya aportaron 44 millones al proyecto. Menos mal, ese dinero saldría a escote de los representantes políticos de entonces, en caso contrario, no entiendo la alegría Esta semana a mis múltiples tareas he añadido la de traductor. De sentencias, claro. Porque algunos medios nacionales han optado por llamarme para que les explicara de qué iba la historia y cada explicación les escandalizaba más.

Debe ser como los enterradores, que a fuerza de sepelios, se acostumbran. Nuestra conciencia se ha debido quedar dormida mientras esperábamos el primer aterrizaje, como la Penélope de Serrat pero con boli en lugar de bolso marrón.

Y justo hoy empieza la feria Cersaie, que es la primera gran cita de la cerámica. En el sector el año comienza en septiembre y el ecuador llega en febrero, con Cevisama. En Castellón siempre se ha mirado de reojo a la feria de Bolonia porque los italianos siguen llevando ventaja (poca) y se han adueñado del concepto diseño. Aunque en Castellón el nivel es el mismo, para el cliente la marca Italia va unida al diseño.

Por lo menos, antes de la feria se ha conseguido que el Gobierno aplique tarifas reducidas al sector cerámico tras haber aumentado los costes con una reforma energética. El PP se ha puesto la medalla de que ha sido gracias a sus gestiones. Vamos, por hacer su trabajo en realidad después de que la tasa del gas ya consiguiera un efecto letal para el azulejo.

Los recortes afectan a los ciudadanos y muchas reformas a la industria ya que parece ser que nuestros políticos son incapaces de pensar a largo plazo y prefieren torpedear lo poco competitivo que nos queda.

Pero no nos vengamos abajo. Castellón ha acogido esta semana una gran boda. La del concejal de Nules José Vicente Adsuara y Ana Arachavaleta que es casi tan conocida en Castellón como la propia Magdalena. Las bodas son la última representación de un sueño infantil, por aquello de los cuentos, y por lo que me cuentan, ésta ha sido de órdago.

Desde el minuto cero no pararon de llegarme fotos de invitados al móvil: mantillas, tocados y pamelas (con señoras debajo) y un ramillete de políticos en primera fila. En la boda hubo una representación de todo el PP y hasta consellers que lo dieron todo en ese momento en que se desanuda uno la corbata y va camino de la barra libre.

Me cuentan que en una mesa de alcaldes no se hablaba más que de las elecciones 2015 y de lo mucho que se la juega el PP a nivel autonómico en las urnas. No es ninguna novedad, claro. Sí lo es las posiciones enfrentadas por las actuaciones que marca la cúpula regional. Isabel Bonig, por ejemplo, a la que todos quieren y aprecian, ahora se la ve con dudas no sea cosa que coloque en un pueblo una incineradora y suponga una derrota electoral.

Hablando de bodas. El 11 de octubre María Colonques (Porcelanosa) se casa y lo hará en Vila-real, su pueblo, y en la Arciprestal, su iglesia, coincidiendo con las fiestas del Rosari. La gente habla mucho del mito de Amancio Ortega pero pocos reparan en los dueños de Porcelanosa que pese a haber conseguido casi todo, tratan igual al Príncipe de Gales que a un empleado, y llevan una vida sencilla. Será la boda del año, seguiremos informando.

 
Artículo publicado en LAS PROVINCIAS 23-9-2013

lunes, 16 de septiembre de 2013

A Dios pongo por testigo


Dedicado a J.C. Ferriol, que siempre tiene una ventana abierta para escuchar 

¿Pero ustedes no son catalanes? ¿A que vienen esas preguntas? Dos periodistas trataban de recabar todos los detalles de la famosa cadena humana convocada por el nacionalismo y que iba a unir Alcanar y Vinaròs. Eran las 17.00 de la tarde bajo un sol tremendo y llevaban ya tres horas de plantón. No, somos de Castellón, respondieron. Pues Castellón es Cataluña, así que no pregunten más tonterías, zanjó la mujer.
La señora ronda los 60 años y se marchó indignada, reclamando más cultura, más preparación a la prensa que había preguntado quién era el señor que estaba junto a Lluis Llach, qué era esa música que sonaba. No lo entendéis fue la frase más repetida de la tarde.
Tanto es así que incluso yo mismo me he planteado no escribir al respecto en este análisis semanal pero, si les digo la verdad, me va la marcha y meterme en líos y mi impresión de los sucedido vale lo mismo que la de cualquiera.
Reconozco que yo entendí el nacionalismo viendo ‘Lo que el viento se llevó’. Hay una escena en que la tremenda Vivien Leigh recibe una bofetada de su padre tras decir que no le importa nada Tara, la icónica mansión de los O’Hara.  Tras la guerra, pasar hambre y enterrar a un marido es ella la que devuelve el golpe a su hermana por decir eso, que no le importa nada Tara.
Ahora mismo ya debe haber gente cabreada por la comparación. Sigo. Lo que yo viví (e interpreté) de la famosa cadena humana fue eso, algo más profundo que la política, una cuestión sentimental y, ya se sabe, ante los sentimientos no hay racionalidad que valga. De ahí que hubiera gente con lágrimas en los ojos como si acabara de caer el muro de Berlín.
Vi gente con ganas de jaleo, una hostilidad creciente hacia determinados periodistas y otras personas convencidas y respetuosas que acudían a celebrar su causa.
Y si hablamos de sentimientos, los hay tantos como personas. Esta semana hemos podido comprobarlo porque, si les digo la verdad, yo me he perdido hace días en saber qué es lo que defiende Compromís, qué es lo que piensan. Incluso uno de sus miembros puso en su muro de Facebook que era nacionalista pero que se sentía español, catalán y que su padre era de Albacete.
Total que estoy como Sócrates, seguro de que no sé nada. En realidad desde el primer momento pensaba que lo de celebrar la Diada en Vinaròs iba a ser como los maños que celebran el día del Pilar o las señoras andaluzas que se visten de faralae en la ofrenda a la Lledonera, pero con el paso de los días, el tono se fue elevando (por ambas partes) y la cuestión política ganó terreno a la fiesta.
Y el tema va para largo, parece. El alcalde de Benicarló, Marcelino Domingo, ha interrumpido sus vacaciones para anunciar que deja la presidencia de la Taula del Sénia, la mancomunidad que une a pueblos de Castellón y Tarragona. Domingo es la primera vez que actúa como si fuera del PP porque hasta ahora iba un poco a la suya y era el primer edil más inefable de Castellón.
Lo cierto es que durante unos días la dichosa cadena ha hecho que nos despistemos de otras cosas. Menos mal que siempre está el aeropuerto de Castellón para volvernos a la realidad. El año pasado costó 7,5 millones de euros de mantener con lo que ya sabemos que algo vuela allí, el dinero. El nuestro.
Lo peor de todo es que mientras tenemos una infraestructura como el aeropuerto muerta de risa, la principal vía de comunicación que vertebra la provincia, la N-340, sigue siendo una vergüenza pase el Gobierno que pase e independientemente del ciclo económico en el que nos encontremos.
La variante mantiene los baches, los largos tramos de travesía, la nefasta iluminación y las docenas de curvas peligrosas que concentran accidentes y muertos todos los años. Eso sí es visión. Antes tendremos AVE y un avión aterrizando en Vilanova d’Alcoea que una carretera en condiciones.
Mientras el nuevo presidente de la Fundación Caja Castellón-Bancaja ya ha presentado la oferta de actividades para este curso. Tras meses inciertos, Aragonés ha garantizado que de momento la labor social y las actividades se van a mantener pero que si no llega el dinero reclamado en el proceso de independencia, el año que viene no será así. Ya ven, ser independiente cuesta mucho, más que ser auténtico.

Artículo publicado en LAS PROVINCIAS (16/9/13)